lunes, 18 de marzo de 2019

Rozando el cielo


CAPÍTULO 68: SIEMPRE TE TENGO PRESENTE


·       Hyeong, he preguntado porqué estás aquí.
·       Es una larga historia.
·       ¿Sabe Alex qué estás aquí?
·       Geuge…
·       Dee, ara. – dije al ver la situación. – Yo le dejé hospedarse aquí hasta que se solucionara todo el revuelo que se había formado con BMS y la compañía. Entré en la casa. - ¿No vas a entrar? – le pregunté a HyunJo.
HyunJo entró en casa y fue a dejar el equipaje a su habitación. Mientras tanto, KiJin y yo lo esperábamos en el salón sentados uno junto al otro en el sofá. KiJin parecía más inquieto de lo normal.
·       Alex…
·       ¿Eh?
·       Mianhae…
·       ¿Waeo?
·       Por hacer que HyunJo se enterara así.
·       No tienes la culpa de nada. Sabía que tarde o temprano esto iba a pasar. No te preocupes – puse mi mano encima de la suya. - no hemos hecho nada malo.
·       No quisiera causarte algún problema con HyunJo.
·       ¿Wae?
Antes de que KiJin me contestara, HyunJo volvió de la habitación y se nos quedó mirando fijamente, a lo que KiJin respondió retirando lentamente su mano de debajo de la mía. Miré fijamente a HyunJo quien no apartó la mirada en ningún momento.
·       ¿Onjebuto?
·       No hace mucho.
·       Onjebuto.
·       Desde la madrugada del día siguiente a que saliera la noticia.
·       ¿Wae?
·       No podía dejarlo solo.
·       Niga annya, hyung, ¿waeo?
·       Geuge…
·       ¿Qué quieres decir con “wae”? KiJin solo necesitaba ayuda y donde quedarse sin estar expuesto a la prensa.
·       Él sabe perfectamente a qué me refiero.
·       ¿Museum iriya? – pregunté.
·       Alex, ¿podrías dejarnos solos? – me preguntó HyunJo. – Jebal. – me miró y le asentí.
·       Arasseo. Volveré en un rato. Iré a la tienda de abajo a por batidos de plátano.
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·       HyunJo, no es lo que estás pensando.
·       ¿Y en qué estoy pensando hyeong?
·       No vine aquí por lo que estás pensando. – HyunJo me miró dubitativo.
·       Sabiendo lo que sientes por ella me cuesta créete.
·       Es gracioso que tu supieras antes que yo lo que sentía.
·       El que no pueda verlo es que está ciego.
·       Vine porque realmente necesitaba a alguien con quien poder hablar, ni sabía que no estabas cuando llegué. Las cosas se han complicado un poco.
·       Leí las noticias, pero ¿por qué ella?
·       Porque cuando me encontré en aquella soledad, solo los pequeños recuerdos que había compartido junto a ella me llenaban y me hacían pensar que no estaba solo. Cuando ya no pude más, vine a ella. Sin darme cuenta, poco a poco fue entrando en mi corazón.
·       ¿Lo sabe ella?
·       ¿El qué?
·       Lo que sientes realmente.
·       Ajik…, pero se lo diré, cuando todo esto se haya solucionado.
·       Puede que para ese momento ya sea demasiado tarde.
·       ¿A qué te refieres?
·       Voy a pedirle a Alex que se quede conmigo.
·       HyunJo…
·       Sé que vas a decirme, pero yo también puedo hacerla feliz. Puedo hacer que no estés en sus pensamientos. – apreté el puño en el que tenía la partitura. – Hyeong, ¿qué puedes darle que no pueda darle yo? – no pude contestar a aquella pregunta, tiempo después sería la misma Alex quien me diría la respuesta. – Hyeong, déjame hacerte una pregunta. – lo miré fijamente. - ¿Serías capaz de renunciar a tu fama por ella? O, ¿estarías dispuesto tomar el riesgo que supone el hecho de que seas un idol y ella una persona de a pie? ¿serías capaz de llevar las consecuencias que ello supone? Y no me refiero a que afecten a tu carrera, que también, sino cómo afectará a Alex.
·       Guege…
·       ¿Crees que Alex podrá soportarlo todo?
·       Eso no es algo que yo deba responder, eso es algo que le corresponde a ella.
·       Con todo esto quiero decir que no le digas a Alex nada si no sabes si esto es para siempre o son solo un cúmulo de emociones que pueden aminorar. No quiero ver cómo hacen daño a Alex. Solo vuelve a Alex si puedes contestar a esas preguntas, pero ante mis ojos es mejor que solo seáis amigos.
¿Qué estaba diciendo? ¿Por qué no pude contestarle? ¿Sería capaz de renunciar a mis sueños por ella? Seguro que los fans lo entenderían, ¿verdad? En aquel momento, me cabeza estaba hecha un cúmulo de emociones y no pensaba con claridad. De lo único que estaba seguro es que había dejado de ver a Alex como a una niña. Pero todavía necesitaba algo de tiempo para pensar y no precipitarme. Lo último que quería era dañar más Alex, no se lo merecía. Arrugué con fuerza aquel papel y lo introduje en mi bolsillo. Casi sin darnos cuenta, Alex volvía de nuevo a la escena.
·       ¿Y bien? – dijo. - ¿Ya habéis hablado?
·       Sí. – respondió HyunJo. – KiJin-hyeong puede quedarse todo el tiempo que necesite hasta aclarar lo que necesite aclarar.
·       ¿Jinjja? – dijimos Alex y yo al unísono.
·       Eung, pero no dormirá aquí.
·       ¿Eh? – dije. - ¿Perdón?
·       ¿Olvidáis que mi padre es el dueño de este edificio? – ahora todo tenía sentido. – Podrás vivir en el piso que esta encima de este, de momento se encuentra en alquiler. Siempre que necesites algo, podrás llamarnos a nosotros y subiremos a ayudarte. Si algún vecino pregunta, diré que se está alojando un familiar que ha venido a verme desde China.
·       Gomawo HyunJo. – le dijo Alex muy entusiasmada.
·       Arasseo, iré a recoger mis cosas y las subiré.
·       KiJin. – Alex se me acercó. – pero las normas continúan siendo las mismas. – me susurró al oído haciendo que me estremeciera.
·       ¿Bouya? – dijo HyunJo.
·       Nada, dije que le ayudaría a recoger sus cosas.
Y así, poco después de una hora, con la ayuda de HyunJo y Alex conseguí instalarme en el piso de arriba. Se despidieron de mí después de eso. No me hacía especial ilusión saber que vivían juntos conociendo los sentimientos de HyunJo, pero no podía hacer nada al respecto. Ya casi eran las 22:00, cuando recibí un mensaje de Ana que decía: si todo lo que hay en mi cabeza sale bien, en unos pocos días todo estará resuelto, no te impacientes ni te preocupes e intenta hablar con tus compañeros.
            ····································································
El día amaneció soleado. 18 de junio. Era el cumpleaños de JongDong y en mi mente aparecían muchas dudas. Solo esperaba que KiJin consiguiera encontrar el sobre que le había dejado el día anterior entre sus cosas. Por otro lado, estaba el hecho de que HyunJo hubiera vuelto. Eso significaba que tendría que ir con él a donde el quisiera. Estuvimos comentando de ir por la mañana y así podría ir al cumpleaños de JongDong por la tarde. Todavía no sabía bien qué iba a hacer aquella mañana con HyunJo. Me levanté y me vestí. Me puse un vestido color crema que llevaba tiempo queriendo estrenar junto con unos deportivos blancos. Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. Había alguien. Por un momento me olvidé de lo que había pasado ayer y creí que aquella persona podría ser él, pero no.
·       Que pronto te has despertado. – dije.
·       Quería preparar algunas cosas para el día de hoy. He hecho también café. – señaló a la cafetera. – y las tostadas están a punto de salir del tostador.
·       Voy a por la mermelada. – dije mientras caminaba hacia la nevera, cafetera en mano. - ¿Y qué cosas quería preparar?
·       La comida para hoy.
·       ¿Comida?
·       Pensé que íbamos a salir.
·       Y así es. – lo miré dubitativa. – Vamos a ir de picnic.
·       ¿Odiga?
·       Bimiliya.
·       Arasseo. Pero recuerda que por la tarde debo estar disponible para el cumpleaños de JongDong.
·       Tranquila princesita que así será. ¿Vas a ir directamente? O ¿vas a pasar a por KiJin-hyung?
·       La verdad es que no lo había pensado, pero supongo que será mejor que vayamos por separado. No quisiera causar un revuelo ahora que la prensa se ha medio calmado.
·       Tienes razón, no queremos meterlo en un compromiso.
·       Dee.
·       Pero, si algún periodista lo viera salir de aquí y lo relacionara contigo, la hermana de Han NeRa, ¿qué harías?
·       Ni se me había pasado por la cabeza. Y si pasara no haría nada. Quiero decir, no me importaría. Osea, en estos momentos sí, pero lo que quiero decir es que siempre iría con la verdad por delante.
·       ¿Y si las/los fans de hyung se entrometieran?
·       ¿Qué quieres decir? – lo miré. - ¿A sí se enfadarían o algo por estilo y me cayera “hate” a mí? – me asintió. – Pues sinceramente me daría igual. Los fans tienen que aprender a respetar la vida privada de sus idols y a respetar la felicidad de los mismos. ¿Wae?
·       Curiosidad.
·       ¿Y cuándo salimos de aquí?
·       En breves, cuando termine de empaquetar los tuppers.
·       ¿Qué has preparado?
·       ¿Tú qué crees? – me miró de forma cómplice.
·       Eres el mejor. Termino de desayunar, me arreglo un poco y podemos irnos.
Me alegré de ir junto con HyunJo. Hicimos tantos transbordos que de haber ido sola nunca hubiera llegado a aquel lugar y mucho menos, hubiera sabido volver para llegar a tiempo al cumpleaños de JongDong. Me llevó a un parque en el que también había un laguito. Empezamos a caminar entre los árboles y nos hicimos algunas fotos.
·       ¿Un picnic? – pregunté.
·       Sí. Siempre he querido hacer uno.
·       Yo la verdad es que no tengo el recuerdo de haber hecho uno como se ve en las películas.
·       Pues hoy sí.
·       Y cuéntame, ¿qué tal está tu familia? ¿Todo bien por China?
·       Sí, disfruté mucho del viaje. Pude ver a mis primos. ¿Puedes creerte que uno de ellos acaba de ser padre?
·       ¿En serio? – le dije sorprendida. - ¿Es muy joven?
·       Eso creía yo, hasta que la realidad me golpeó en la cara y me di cuenta de que ya no era aquel hyeong con el que jugaba de pequeño.
·       ¿Cuántos años tiene?
·       Sigue siendo joven, pero ya tiene treinta y un años.
·       Es una buena edad para empezar a formar una familia.
·       ¿Te gustaría tener hijos?
·       Pues ahora mismo no. No soporto a los niños y no quiero pasar por nueve meses de gestación.
·       No digo ahora babo, sino cuando crezcas.
·       Si encuentro a la persona indicada y pasan como mínimo, resalto, mínimo 10 años más, me pensaría en adoptar.
·       Ya veo.
·       ¿Y has podido ver a MyungSoo algún día?
·       Todavía no. Su agenda se encuentra bastante apretada, pero me prometió que nos dedicaría un día.
·       ¿Jinjja? – me asintió. – Tengo muchas ganas de verlo, hace mucho que no lo hago.
·       Nado, pero que esté ocupado tan solo es sinónimo de que le está yendo bien.
·       Dee.
De repente HyunJo se paró en secó y choqué contra su espalda.
·       ¿Waeire? – dije.
·       Yah, Alex. – me coloqué a su lado. Lo miré. – Señaló al frente. - ¿Deberíamos intentarlo?
·       ¿El qué? – la pregunta me sorprendió. Me indicó con la mirada que siguiera su dedo. Me miró sonriendo.
·       Kaja. – cogió mi mano y empezó a correr. No paramos enfrente de un hombre. – Ajusshi, ¿olmanayo?
·       4500 won hora y media.
HyunJo le entregó el dinero a aquel ajusshi quien nos dio a cambio dos bicicletas con las que poder pasearnos por aquel hermoso parque. La siguiente hora y media, la pasamos paseando con la bicicleta, haciendo carreras y fotografías para recordar aquellos momentos. Por un momento me olvidé de las dudas que tenía y me centré en disfrutar de tener a HyunJo a mi lado, el mejor amigo que pude haber tenido. Después de que pasara la hora y media, decidimos buscar un lugar en el que sentarnos para poder comer la comida que HyunJo había preparado. Encontramos unas mesitas de madera cerca del lago, no muy lejos del alquiler de las barcas, principal objetivo que tenía HyunJo, aunque eso lo sabría un poco después. Tomamos la comida, la cual estuvo deliciosa. Sin darme cuenta, había olvidado lo mucho que me gustaba la comida de HyunJo.
·       Estoy llena.
·       ¿Jinjja? Entonces, ¿no quieres postre?
·       ¿Qué has traído?
·       Café con leche en un termo y fruta cortada.
·       Para eso siempre hay espacio. -sacó el tupper donde estaba la fruta y me tendió un vaso de café y un tenedor.
·       Aquí tienes mi pequeña princesita.
·       Gomawo.
Cuando el silencio se hizo, de nuevo a mí volvieron las dudas sobre HyunJo y su verdadera intención con todo aquello.
·       HyunJo…
·       ¿Si?
·       ¿Wae yogi…?
·       Ah, madta, ya es casi la hora.
·       ¿Wae?
·       Antes alquilé una de las barcas. – empezó a recoger rápidamente. – kaja.
·       Dee. – este empezó a andar. – Yah, gidaryeo. Ah, kajiga.
HyunJo le entregó los boletos a la mujer que se encargaba de aquel pequeño comercio y me ayudó a subir a la barca. Conociéndome, de haberlo hecho sola hubiera acabado en el agua. Nos dieron 4 remos. No veía nada bueno en todo aquello. Seguro que no tenía fuerza suficiente para remar y si la tenía iría descoordinada. HyunJo al ver mi cara dijo:
·       Tranquila, ya remaré yo. Quiero llegar a casa seco, gracias.
·       Hoy está gracioso el señorito. Si de verdad necesitas mi ayuda me lo dices.
·       Arasseo.
·       Me sabe mal que remes tú solo.
·       Gwenchanha.
Era ahora o nunca. Tenía que saberlo, aunque no quería escucharlo, tenía que saber qué es lo que realmente sentía. Y no estaba hablando de HyunJo, sino de mí. No sabía cómo iniciar la conversación. HyunJo seguía remando al tiempo que me contaba las cosas que había hecho durante su viaje a China. Ya casi era hora de volver…
·       HyunJo…
·       Alex…- dijimos al unísono. – Tú primera.
·       Tranquilo, no es importante. ¿Mwonde? – dije algo nerviosa.
·       Naneun… - lo animé a que continuara. - ¿A qué hora tenías que estar en el cumpleaños?
·       Omo, casi lo olvido. – miré el móvil. Y suspiré. – Tranquilo, aun tenemos algo de tiempo.
·       Ya veo…
·       Espero que KiJin también vaya. – dije sin evitar sonreír. De repente HyunJo dejó de remar.
·       Kumanhaera.
·       ¿Mwol?
·       ¿Wae? ¿Wae KiJin hyeong?
·       ¿Musuem …?
·       Naega…. Gobuhal sun obso… ¿Naega andwae?
·       HyunJo…
·       Neon aro, ¿guji?- no contesté. – Matja. Alex, nalbwa, jebal. – lo miré. – Neoruel Joahae. Aju manhi.
·       ¿Onje…buteo?
·       Desde antes de que llegara MyungSoo. No quería aceptarlo, pero no podía evitar sentirme molesto ante ciertas situaciones y a sentir cosas que antes no había sentido.
·       Guge..
·       No quería decirte nada porque tenía miedo, pero aun así tenía que sacar las cosas de dentro. Alex...
·       ¿Si?
·       ¿Nae yeojachinguga doego shipeo?
·        ¿Wo?
·        De verdad sé que lo que siento es más que solo querer ser amigos.
·        Naega…
·        No tienes que contestarme ya, piénsalo. Esperaré lo que sea necesario. Cuando tengas una respuesta házmelo saber. Y sé que esto será difícil, pero hasta entonces, sigue tratándome como siempre. Lo último que quisiera es que estuviéramos incómodos.
·        Arasseo, lo intentaré.
Después de eso, no pude concentrarme en nada más. A mi mente venían una y otra vez aquellas palabras. El corazón me latía muy deprisa y tan solo quería desaparecer de aquella situación. ¿Qué es lo que yo realmente sentía? ¿Sólo era un amigo para mí? En más de alguna ocasión había sentido el deseo de besarlo, pero… Aunque cuando empezó la mañana tenía muchas cosas que hablar con HyunJo, después de aquello mi mente se quedó en blanco y sé que HyunJo se dio cuenta a pesar de no decir nada y tomárselo todo con total naturalidad. Después de aquello, HyunJo me acompañó hasta el lugar donde se le iba a dar la sorpresa a JongDong.
·       No es necesario que me acompañes hasta la puerta.
·       Gwenchanha, así queda menos sospechoso.
Seguimos caminando hasta llegar a la entrada de aquel edificio alejado de la población.
·       Es aquí, gomawo.
·       ¿Seguro? No tiene aspecto de ser un sitio donde haces una fiesta.
·       Esa es la idea.
·       Arasseo, nan monjo halka.
·       Eung, te veo en casa.
·       Avísame si no tienes con quién volver, ¿guji?
·       Eung, anneyong
·       Dee, diviértete.
Después de perder a HyunJo de vista, me senté en el escalón más próximo. Todavía me sentía culpable por haber mentido a HyunJo con todo aquello del cumpleaños de JongDong. En un principio yo no iba a ir, ya que quería que este momento fuera una oportunidad para que BMS pudiera estar juntos y hablar. Sin embargo, terminé estando cerca del lugar donde se celebraría. En mi mente pasaban muchas cosas, pero por alguna extraña razón mi cuerpo, casi de forma automática, marcó un número.
·       ¿Yoboseyo? ¿Alex?
·       Eung.
·       ¿Gwenchanha?
·       Eung, ¿neonuen?
·       Nado.
·       ¿Puedo hacerte una pregunta?
·       Mojirom.
·       Pongamos el hipotético caso de que tu mejor amiga te dice que quiere ser algo más que solo una amiga, ¿qué harías?
·       ¿Naega? ¿Wae? ¿Estás en esa situación?
·       Solo contesta.
·       Mmm kursae… Estaría un poco asombrado, sobre todo si es una amiga de hace mucho tiempo a la que seguramente solo habría visto como a una hermana, keunde, puede que después de su confesión empezara a plantearme si de verdad yo solo la veo como a una amiga.
·       Entonces, ¿le darías una oportunidad?
·       Kursae… puede ser. No puedes saber si algo va a salir bien si no lo intentas.
·       Matjayo, pero, ¿y si ese chico tuviera también a otra persona en su corazón?
·       Yah, Alex, no tengo tiempo para estas tonterías. – noté como se me encogía la garganta.
·       Oh, mianhaeyo. ¿Tienes que hacer algo?
·       Guyang, sigani obso. Tengo que colgar.
·       ¿Wae? ¿Vas a salir de casa a pesar de que se rompa el contrato entonces?
·       Es de vital importancia que hoy salga. Gureom. – colgó.
A pesar de que algunas de sus palabras me habían dolido el saber que iba a salir de casa precisamente ese día me hizo feliz y pensar que había visto la invitación. Esperé impaciente a que llegará el resto. Aunque no me quedara todo el tiempo, al menos quería felicitar a JongDong, el cual no sabía nada de aquello. Él pensaba que tenía una sesión de fotos para una revista. La hora se estaba acercando y a lo lejos pude ver a SaeByeong acercarse con NeRa. Les hice una señal para que me vieran.
·       Unni annyeong. Annyong oppa. – al igual que NeRa había cogido la costumbre de llamar a SaeByeong oppa. – ambos me devolvieron el saludo.
·       Al final has venido.
·       Quería al menos felicitar a JongDong. ¿No dijimos que esto era secreto y que no sabrían que nosotras estábamos detrás de esto?
·       Pillé a NeRa dejándome el sobre en mi taquilla.
·       Entiendo. ¿Habéis conseguido que el resto consiga el sobre?
·       Eung, salvo KiBum. – NeRa parecía decaída cuando dijo aquellas palabras.
·       Deberíamos esperar dentro, ya casi es la hora. – sugirió SaeByeong.
·       Para variar SooRi llega tarde. – dije mientras abría la puerta.
·       Ya era hora, llevo aquí una eternidad sola. – SooRi aparecía sentada en un sofá rojo acompañada de una caja pareciera guardara un pastel.
·       ¿JoonChae hyeong eobseo? – SooRi asintió. - ¿KiJin hyeong? – quería contestarle, pero no podía. Simplemente levantaron los hombros.
·       Seguro que se les ha hecho tarde, pero llegarán. – intentó animar NeRa.
·       Eso espero, lo único que quedan apenas unos escasos minutos para que JongDong llegue, según tenía planeado en su agenda. – intervino SooRi.
·       Bueno, nosotros podemos darle la sorpresa, mientras esperamos al resto. Lo importante no es que lleguen a tiempo, sino que lleguen. – dijo SaeByeong. – Y seguro que llegan.
Todos asentimos ante aquellas palabras, porque todos queríamos creer en ellas. Aprovechamos los últimos minutos para colocar las bolsas con los regalos y el pastel que había encargado SooRi en forma de seta en el centro de la mesa. JongDong estaba a punto de cumplir 23 años y pareciera que fue ayer cuando apenas era un niño al que le gustaba bailar. De verdad, esperaba que todo saliera bien y pudieran aprovechar esta pequeña oportunidad para hablar e intentar aclarar todo lo que estaba sucediendo. Todas lo deseábamos, porque si BMS no brillaba nosotras tampoco. Lucharíamos por mantener esa luz encendida.
Escuchamos como un coche paraba delante de la puerta. Debía ser él. Todos nos miramos. Apagamos las luces y nos escondimos. Alguien tocó a la puerta, pero nadie contestó. Escuchamos una pequeña conversación.
·       Ana-sshi, ¿seguro que es aquí la sesión de fotos? – silencio. – No tiene buen aspecto el lugar. Nadie me ha abierto la puerta. – silencio. - ¿Qué entre? ¿Jinjjayo? – silencio. – Arasseoyo.
De repente la puerta se abrió.
·       ¿Yogi saram…? – encendió el interruptor de la luz que había próximo a la puerta.
·       ¡SORPRESA! – gritamos todos al unísono al encenderse la luz.
·       ¡OMOOOO! – dijo al tiempo que caía de espalda al suelo. - ¡YAH! ¿Queréis que muera o qué?
·       Porque te queremos es que estamos aquí. – dijo SooRi acercándose al tiempo que le colocaba un gorrito de fiesta. – Saengil chukhahaeyo, seta.
·       Yah, cocodrilo, gomawo. – dijo mientras le tocaba la cabecita. – Gracias a todos, jinjja.
·       ¿Te lo esperabas?
·       Annyo hyeong.
·       JongDong, saengil chukhahaeyo. – se acercó tímidamente NeRa.
·       Gomawo. – le dedicó una dulce sonrisa. – Será una broma, ¿verdad?
·       ¿Mwondeyo? – preguntó NeRa.
·       Cake.
·       No me digas que te da pena comerte a ti mismo.
·       ¿Acaso te hice comer cocodrilos o lagartos en tu cumple?
·       Yah, te la estás buscando.
·       ¿Yah? ¿Naega?
Siguieron así durante un tiempo hasta que cada uno le ofreció su regalo a JongDong quien parecía un niño pequeño. Aunque en le fondo podía ver como de vez en cuando miraba a todas partes en busca de las personas que todavía no estaban allí. En uno de los momentos en que JongDong se quedó a solas con NeRa escuché como esta le contaba lo sucedido con KiBum y se disculpó en su lugar a lo que JongDong contestó negándole con la cabeza. Es cierto, NeRa no tenía porqué excusarlo. En los labios de JongDong pude leer: “No te preocupes, estoy bien, sé que esto se solucionará.” Sin embargo, dos de los invitados se retrasaban demasiado.
·       ¿Sabéis si finalmente vendrá JoonChae hyeong? – preguntó JongDong.
·       A mí esto ya me está molestando. Sé que no soy la más indicada para ello, pero voy a llamarlo. – sacó su móvil del bolsillo. – Oh, ¿meseji?
·       ¿Nugu? – curioseó NeRa.
·       JoonChae.
·       ¿Jinjja? – se acercó JongDong.
·       No me lo puedo creer. Lo destruyo, os lo juro que lo destruyo.
·       ¿Waeo? – pregunté.
·       Os leo: “Sé qué no debería avisar de esta forma, pero ha surgido algo por lo que no podré asistir. De verdad que lo siento. JongDong-nim, saengil chukahae. Nomu saranghae.”
·       Bueno no se puede hacer nada… Gwenchanha… Si le ha surgido algo será importante… - dijo un decaído JongDong que puso dirección a donde estaba el regalo de SaeByeong, un portafotos de los 5 juntos. – Habrá más momentos…
·       Yah, JoonChae… - A SooRi se le pusieron los ojos vidriosos. – No dijiste que querías que todos los 18 fueran especiales … - la escuché susurrar.
·       ¿Y KiJin-sshi? – preguntó NeRa. Todos negaron con la cabeza.
Intenté ponerme en contacto con KiJin, pero este tenía el teléfono apagado. No podía creerme que de verdad hubiera olvidado el cumpleaños de JongDong o le habría pasado algo. Aunque sé que no debía de estarlo, la rabia se apoderó de mí. Cerré los puños, miré hacía atrás. Ahí estaba, un JongDong más solitario que nunca. ¿Cómo esta familia había acabado de esta forma? Aunque JongDong estuviera sonriendo junto a SaeByeong, SooRi y NeRa, en sus ojos podía verse una tristeza que no había visto nunca.
·       Yah, cómo has podido olvidarlo. – dije sin darme cuenta en voz alta. Todos me miraron.
·       ¿Mwonde? – preguntó JongDong.
·       Mianhaeyo, pero voy a tener que irme antes.
·       ¿Gwenchanha? – me preguntó NeRa.
·       Eung, simplemente que no puedo creer que precisamente él no esté aquí y hace que me hierva la sangre.
·       ¿Waeire? – JongDong parecía confuso.
·       Annyo. Gureom naneun monjo halkaeyo. – me disponía a irme, cuando retrocedí y fui corriendo a abrazar a JongDong quien quedó bastante sorprendido. – JongDong oppa saengil chukkaeyo.
·       Eung, gomawo.
Después de eso, salí de allí y no pude saber que más pasó. Un error que lamentaré siempre, porque descubrí muy tarde lo que realmente pasó.
·       ¿Qué le pasa a SangRa? – preguntó SaeByeong.
·       Creo que está molesta porque KiJin al final no ha venido y se siente mal por JongDong. – le contestó SooRi.
·       Guge, ¿wae? Nan gwenchanha.
·       ¿Jeongmal? – NeRa no parecía muy convencida.
·       Gureom, ¿wae seulpeohaeya?
·       ¿Annya? – preguntó SooRi.
·       Evidentemente no soy todo lo feliz que sé que podría ser porque estoy viendo como mi familia se va cayendo a pedazos, pero hoy soy feliz, porque he visto que todavía tengo a personas que siguen estando a mi lado y se siguen preocupando por mi bien estar y es por ello que debo seguir adelante a pesar de las dificultades. Además, KiJin-hyeong no se ha olvidado.
·       ¿A qué te refieres? – curioseó NeRa.
·       Igot jom bwa. – les mostró su teléfono.
“Annyeong, JongDong-nin, es BMS líder, Lee KiJin. Omo, el tiempo pasa volando. Uri makane ya tiene 23 años. Parece que fue ayer cuando te conocí y ya llevamos más de 7 años cumpliendo un sueño juntos. Siento no poder estar hoy para ti ahí, y sé qué tendrás muchas preguntas a las que no encuentras respuesta. No te preocupes, pronto lo entenderéis todo, solo necesito algo más de tiempo.
JongDong-nin, saengil chukhae. Recuerda que, aunque no esté contigo, siempre te tengo presente, a ti y al resto. Sarangahe.”
··········································································································
Tenía que comprobar que de verdad había visto la nota, que de verdad todo iba a salir bien, que no iba a poder asistir porque la prensa lo había parado. Llegué lo más rápido posible a casa. HyunJo me vio entrar y puso una expresión extraña. Entré en la cocina rápidamente y tomé las llaves del armario donde HyunJo las guardaba todas. “Alex” escuchaba a lo lejos. Salí de la cocina y me tropecé con HyunJo quien confunso salía del salón en mi busca.
·       ¿Odi…?
·       Enseguida vuelvo. – dije y salí de casa.
Ni siquiera tomé el ascensor. Fui directamente por las escaleras. Notaba como algunas gotas de sudor me resbalaban por la nuca. Primer toqué el timbre, pero no obtuve respuesta. Volví a tocar dando unos golpecitos en la puerta. Seguí sin obtener respuesta. Pensé que tal vez si se encontraba allí no se arriesgaría a abrir la puerta a cualquier persona.
·       KiJin, naya, Alex. – pero no tuve respuesta.
Cansada ya, cogí las llaves y las introduje en la cerradura. Abrí la puerta y entré. Las luces estaban apagas y había un silencio sepulcral. Allí no había nadie. KiJin había salido de verdad. Solo había dos opciones. O había salido por el cumpleaños de JongDong y por cualquier inconveniente no había podido llegar a tiempo o había salido por otro motivo. ¿Qué otra cosa era más importante que JongDong?
Fui sin remordimientos al lugar en el que había dejado la invitación. No me lo podía creer. Mis ojos no daban crédito a lo que estaba viendo. Allí estaba. Intacto, tal y como lo había dejado. Era cierto, KiJin no iba a aparecer por allí. De verdad había olvidado el cumpleaños de uno de sus hermanos. Cogí la invitación y la rompí en mil pedazos. Un nudo se formó en mi garganta. El hombre del que me enamoré por primera vez no era de las personas que olvidaban sus promesas y siempre las cumplía, bueno, o casi, ya que tiempo después rompería la promesa más importante.
Me estaba incorporando por todo aquel revuelvo cuando noté una brisa detrás de mi nuca.
·       ¿Alex? ¿Wae yeogi inni?
·       Eso debería decirlo yo.
·       Vivo aquí.
·       ¿Por qué has salido? ¿Tan importante era?
·       Eung.
·       ¿Mwondeyo?
·       Guyang. – apreté el sobre con la mano.
·       Yah, neon… jeongmal…
·       ¿Yah? ¿Waeire?
·       ¿De verdad no sabes por qué estoy aquí?
·       ¿Debería?
·       Eres sorprendente.
·       Seolma… - vi un poco de luz al final del túnel. – Es por la conversación de antes, ¿guji?
·       ¿Mwo?
·       Alex, deja esos temas infantiles, ahora no es momento de eso. Somos adultos. Ya eres suficientemente mayorcita para saber que decisiones tomar. No actúes como una niña.
·       ¿Morago? Primero no estaba aquí por la estúpida conversación que hemos tenido antes. Y sí, soy una niña, ¿tienes algún problema? Tengo jodidos 18 años todavía, no me pidas que actúe con madurez cuando quien tengo delante no lo está haciendo.
·       ¡Yah! ¿Morago?
·       Lo que has escuchado. Seré una niña y todo lo que tu quieras, pero esta niña es la que te ha estado ayudando, ya que el señorito no ha tenido la suficiente valentía e iniciativa para aclarar sus propios problemas, pero aun tiene la poca vergüenza de darme lecciones de vida y madurez.
·       Yah, Alex, ka.
·       ¿Wae?
·       Nae jibiya. Guyang ka. – reí.
·       Annyo. Ne jib annya. – me miró confuso. - ¿Recuerdas? Has roto el contrato, neon ka.
·       Omo sesange. – resopló.
·       Nan monjo halka. – me tomó del brazo. - ¿No vas a soltarme?
·       ¿Wae ire? ¿Hwanaso (estás enfadada)? Soljikhi malhaebwa.
·       ¿Mwonde?
·       ¿Wae yeigo inni?
·       Yah, ¿joegmal?
·       Otra vez con lo mismo… Dedappe.
·       ¿Quieres saberlo? ¡Por esto! ¡Vine por esto! – le lancé aquel trozo de papel. Me solté de él. – Nan ka.
·       ¿Igot mwonde?
De repente el sonido de mi móvil nos sobresaltó a ambos. Miré la pantalla “HyunJo-nim”.
·       ¿No vas a contestar? – el teléfono dejó de sonar.
·       Haré lo que quiera, y ahora gracias a ti no he podido contestar.
·       ¿Igot mwonde? – cogió el trozo de papel del suelo.
·       Algo que deberías haber visto mucho antes.
·       Yah, contesta de forma correcta.
El teléfono volvió a sonar y a KiJin pareció molestarle más de lo normal.
·       Yah, ¿nugu? ¿Quién es que no deja de llamar?
·       ¿Nugu? – hice una pausa. – Nae namjachingu.