miércoles, 14 de agosto de 2019

Rozando el cielo


CAPÍTULO 69: LAS SOSPECHAS DE ANA.

Me levanté sudando a pesar de haber dormido con aire acondicionado. Todavía no me creía las palabras que yo misma le había dicho a KiJin. A veces me odiaba a mí misma por hablar sin pensar, sobre todo, teniendo en cuenta que a HyunJo ni siquiera le había dado una respuesta oficial. Ni siquiera me atrevía a afrontarlo de cara. Ni siquiera sabía si realmente lo que quería era estar con él y ser algo más que simplemente una amiga. Pero el simple hecho de dudar me incitaba a intentarlo. Yo tenía claro que a HyunJo lo quería mucho y que no podía negar la atracción que sentía por él, pero no era a él a quién quería tener a mi lado. Sin embargo, algo en mi interior me decía que debía intentarlo y descubrir cómo sería mi vida si él fuera quién estuviera conmigo.
Salí de la habitación con cara de pocos amigos y me encontré a HyunJo en el salón leyendo mientras sonaba música Zen en la televisión. Parecía muy relajado y ajeno a todo lo que había pasado el día anterior. La conversación con KiJin acabó así, sin más y después de eso, recogió sus cosas y se marchó.  Después de eso, subí para casa y me encerré en mi habitación ignorando los golpecitos que HyunJo daba en la puerta y me derrumbé en la cama sin haber asimilado todavía todo lo que había sucedido. Todo se había estropeado en cuestión de pocas semanas, la separación de BMS, el cumpleaños de JongDong, la propuesta de HyunJo, mi discusión con KiJin… todavía no entendía cómo y porqué los acontecimientos se habían dado de aquella forma. Tampoco hablé con mi hermana y SooRi después de irme de allí, ni siquiera sé cómo terminó aquel nefasto cumpleaños y si JoonChae llegó a asistir o no. Pero a pesar de todo ello, ahí estaba HyunJo tan calmado como siempre. Mirarlo me trajo algo de paz interior. Tal vez tendría razón KiJin… tal vez la persona con la que de verdad debería estar es HyunJo.
·       ¿Ya te has despertado?
·       Sí. – me acerqué un poco más hasta su posición y me senté en una parte del sofá. – Siento lo de ayer.
·       ¿El qué?
·       No abrirte la puerta y… bueno todo eso.
·       Tranquila, tus razones tendrías.
·       Sí…
·       Volviste muy pronto del cumpleaños, ¿y eso?
·       Digamos que las cosas no salieron como una planeó, pero al menos pudimos celebrarlo.
·       ¿Siguen las cosas tensas entre ellos?
·       Sí…
·       Pensé que ya se habría solucionado.
·       ¿Wae?
·       Esta mañana vino KiJin hyeong ha traerme las llaves del piso de arriba y darme las gracias por todo.
·       ¿Cómo?
·       Sí, me dijo que ya había encontrado otro sitio donde hospedarse y por ello supuse que las cosas habían mejorado.
·       Mollane, jinjja.
·       Pensé que tal vez él ya te lo habría contado o algo.
·       Anny… no tenemos una relación tan cercana como creía.
·       Ya veo.
·       HyunJo…
·       Dime.
·       ¿Te apetece que hagamos hoy algo?
·       Claro, podemos hacer maratón de pelis, pedir comida a domicilio y cuidarnos la piel, ¿qué te parece?
·       Me parece una idea genial.
·       Por cierto, te he dejado algo de comida en el frigorífico por si quieres calentarte algún plato, bella durmiente.
·       ¿Tan tarde es?
·       Son casi las tres del medio día.
·       Omo, pues se me han pasado las horas volando. Voy a vestirme primero y en comer algo si quieres comenzamos con el maratón de pelis, ve buscando.
Me metí de nuevo en mi habitación y levanté la persiana. La luz me cegó. Estaba haciendo lo correcto, sí. Era lo mejor para todos. Olvidarme todo y centrarme en mi vida ordinaria, el próximo curso académico, la composición que llevaba haciendo y en HyunJo. Aunque me intentaba auto convencer mis pensamientos tenían otra dirección. Todo se centraba en intentar contestar la pregunta de: ¿por qué KiJin salió de casa? ¿Qué tan importante era lo que tenía qué hacer?
                                                      *    *    *   *    *
Desperté aquella mañana del 19 de julio cansado y destrozado. No había dormido bien. Tenía demasiadas preocupaciones, la prensa, el grupo, la empresa, Álex y nada salía como quería. Estaba harto de todo. Lo más sencillo sería dejarlo todo pasar, pero no podía dejar las cosas tal y cómo estaban. Conseguí alquilar un apartamento en una zona discreta con la ayuda de Ana. En un principio iba a quedarme en el apartamento de HyunJo, pero tras lo sucedido ayer, me vi obligado a llamar a Ana.
·       ¿KiJin-sshi?
·       Annyeonghaseyo, Ana-sshi.
·       ¿Se le ha olvidado comentarme algo antes? Me sorprende su llamada, apenas hace unos 40 minutos que nos separamos.
·       Annyo. Necesito su ayuda para otra cosa.
·       Dígame.
·       Necesito un lugar donde alojarme.
·       Está bien, le llamo en una media hora.
·       Agradecería un lugar discreto y…
·       No se preocupe, solo lo sabremos nosotros. En una media hora le mandaré la dirección de su alojamiento.
·       Ana-sshi, gomawoyo. – noté preocupación en mi propia voz.
·       No se preocupe, después de lo de hace algunas horas con usted y JoonChae, creo que sé por dónde seguir, además junto con los documentos que nos proporcionó Eric, no pienso dejar que esto quede así. Solo necesitamos un poco más de tiempo. Creo y solo creo que empiezo a rellenar los huecos en blanco.
·       Ana-sshi, de nuevo, gomawoyo.
·       Y yo lo siento.
·       ¿El qué?
·       Que haya tenido que ser hoy esa reunión… Sé que hoy es un día importante para…
·       Dee, pero ahora lo primordial es conocer la verdad para poder volver a la normalidad. No se pudo evitar, Tveit solo podía quedar hoy y la información que nos ha proporcionado era necesaria y entiendo que no quisiera mandar los documentos y directamente dárselos a usted.
·       Ya…, pero eso no cambiará el hecho de que me sienta en parte culpable… y por ello quería disculparme.
·       Ana-sshi, usted no tiene que pedir disculpas de nada. Si no fuera por usted no sé que sería de nosotros.
·       Me va a sacar otra vez los colores, y ¿qué dijimos del “usted”?
·       Lo siento, gomawo Ana.
·       No hay de qué. Estamos en contacto.
                               *    *    *   *    *
Ana se sentó en su silla de lo que ahora era su despacho. Se tocó las sienes. No podía creer que ya tuviera dolor de cabeza siendo tan solo las 08:30 de la mañana. En parte sabía por qué era. Desde la noticia de PyeongDa, no conseguía dormir bien por las noches. Se levantó y tomó la cafetera que siempre tenía consigo. Se vertió una taza bien cargada de café aun caliente. Inhaló el dulce aroma que tanto amaba, dio un pequeño sorbo y degustó el amargor.
·       Es hora de trabajar. Que no sea en vano el chute de cafeína.
Se levantó y se puso enfrente de la pizarra blanca con ruedas que había comprado hacía unos días. Aunque sabía que no debía hacerlo, Ana estaba disfrutando de aquello. Siempre había amado los libros de detectives y, en general, todo lo relacionado con la deducción, admirando, como no, a Conan Doyle y sus historias de Sherlock Holmes. Y por fin había llegado el momento de poner práctica todo lo aprendido. Dividió la pizarra en tres secciones: Problemas, preguntas, soluciones e hipótesis. Cogió un rotulador rojo y se puso a escribir en la pizarra todos los hechos que había averiguado hasta el momento.
1.     Ahn PyeongDa: actual CEO de la compañía MS con 75% de las acciones, de padres coreanos, pero nacionalidad japonesa. Ha trabajado en diversas empresas en las que no ha durado mucho bajo distintos nombres.
2.     Contrato de Ahn PyeongDa firmado por mi tío que establece que él presenta el 75% de las acciones y yo el 25%, además de deber abandonar la compañía en cuanto acabe el año.
3.     Anh PyeongDa forzó a JoonChae a seguir su carrera en solitario a costa de los contratos del resto de integrantes, ya que le dijo que la empresa solo lo necesita a él, ya que, aparentemente, han perdido ingresos con este último comeback. Como solución le propuso obtener una desorbitada cantidad de dinero como solista en un intervalo de tiempo de 2 años. KiJin se hizo el responsable para no causar un mayor revuelo.
A Ana le surgieron varias preguntas después de exponer los 3 puntos principales de su investigación y las fue anotando en color negro.
1.     Ahn PyeongDa no puede trabajar solo, ¿para quién trabaja? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Por qué tiene a BMS en el punto de mira?
2.     ¿Está relacionados los puntos referentes a mi puesto de trabajo con la posición del grupo?
3.     ¿Sabría el CEO que SooRi y JoonChae tenían algún tipo de relación? ¿Sería ello relevante?
4.     ¿Por qué ha esperado hasta ahora para hacerlo? ¿De verdad la situación económica de la empresa es tan grave?
5.     ¿Por qué mi tío contrataría a alguien como Ahn PyeongDa para sustituirlo? ¿El contrato era falso o verídico?
Tomó todos los documentos que tenía encima de la mesa que llevaba leyendo sin parar desde ayer y se puso a a escribir los pequeños hechos que habían conseguido averiguar.
      2.  Seguro, pero no tenía pruebas.
4.     La situación económica de la empresa se encontraba en perfectas condiciones, es más, tenían fondos hasta para superar algún fraude o timo, por lo que mentía con respecto a la situación financiera de la compañía, por lo que el dinero sería para beneficio propio o para beneficio de quien estaba detrás.
5.     Para tenerlo vigilado. Me consta que ha estado investigándolo desde hace varios años y con ello descubrimos las identidades falsas. Por último, Eric nos proporcionó documentos donde se afirmaba que el contrato que me había enseñado Ahn PyeongDa era falso, ya que mi tío no tenía constancia de ello. Justo para cuando se emitió ese contrato él firmó, en teoría, uno que habilitaba la colaboración de SooRi y JoonChae, lo que me llega a pensar que tal vez la pregunta 3 sea clave también.
Ana se quedó mirando la pizarra y se mordió el labio inferior. A pesar de que le había dicho a KiJin que comenzaba a entender las cosas, se encontraba perdida y sin saber cómo continuar. Solo le había dicho eso para animarlo. Volvió a leer las preguntas planteadas y decidió que lo más importante ahora era descubrir las anotadas en la posición 1. Seguro que si averiguaba algo sobre quién andaba detrás las cosas comenzarían a moverse rápidamente. Le hizo una foto a la pizarra y borró todo lo que había escrito. No podía dejar que nadie de la compañía supiera lo que pasaba. Más tarde copiaría de nuevo las cosas en la pizarra que también tenía en casa. Cogió su teléfono y marcó un número que sin darse cuenta se había aprendido de memoria.
·       ¿A qué debo tan grata sorpresa?
·       Relájate, necesito que me ayudes con una cosa.
·       ¿Qué es? ¿Tiene que ver con lo que solo saben 4 personas?
·       Sí.
·       ¿Qué necesitas?
·       No sé cómo continuar, así que necesito que me busques toda la información que puedas obtener de nuestro Betrüger (impostor). – Así es como habían decidido llamarlo por si alguien los escuchaba hablar.
·       Veré qué puedo hacer.
·       Gracias.
·       ¿No crees que ya va siendo hora de que me cobre mi recompensa?
·      
·       Ana no me evites lo más importante eh.
·       ¿Cuánto tiempo crees que necesitarás?
·       No sé, voy a dedicarle todo mi tiempo libre. – Ana se sentía un poco mal de aprovecharse de él.
·       Eric.
·       ¿Algo más?
·       ¿Cómo tienes el día 1?
·       Déjame que mire la agenda. – se escuchaba como caían cosas al suelo. – Dame un minuto.
·       Sí, claro. ¿Va todo bien?
·       Sí, solo se me han caído un par de pilas de papeles y el portátil, nada grave.
·       Comprendo.
·       Vale ya estoy. Día 1, libre, ¿por qué?
·       ¿Enserio Eric? ¿Enserio?
·       Ah sí, yo creo que en 12 días habré conseguido algo de información.
·       ¿Qué? No. Osea, si consigues información para entonces genial, pero si la tienes antes o después me vas comentando.
·       ¿Entonces?
·       ¿Me vas a hacer decirlo?
·       Supongo, no sé de qué hablam…, espera, ¿no será…?
·       Sí, la “recompensa” que te prometí.
·       Al fin una cita en condiciones y encima el día de tu cumpleaños. Esto debe ser ya algo serio para ti, ¿eh?
·       Cállate. – Ana se disponía a colgar.
·       Ana.
·       Dime Eric.
·       Gracias. – y colgó, lo que sorprendió a Ana.
·       Encima me cuelga. – dijo mientras guardaba su teléfono con una pequeña sonrisa.
Aunque Ana le había pedido a Eric que investigase a Ahn PyeongDa, esperaba ella también encontrar cualquier tipo de información que le sirviera para agilizar aquello. No le quedaba mucho tiempo y no podía desperdiciarlo. Volvió a coger su teléfono y marcó otro número.
·       ¿Ana-sshi?
·       Sí, soy yo.
·       ¿Ocurre algo?
·       ¿Podemos reunirnos en mi despacho?
·       ¿Jigeum?
·       En cuanto pueda.
·       Tengo que terminar de componer unas can…
·       Es sobre lo que hablamos ayer.
·       Deme 10 minutos y enseguida estaré allí.
·       Perfecto. Y, JoonChae…
·       ¿Si?
·       Discreción.
·       Entendido.
·       Si le preguntan, diga que le he pedido que venga para aclarar algunos términos de su contrato solista de los que yo no tenía constancia.
·       Entendido, enseguida nos vemos.
Ana sirvió dos tazas de café y dispuso algunos papeles sobre su escritorio y sacó su libreta en la que comenzó a apuntar todas las cosas que quería preguntarle a JoonChae para no olvidar nada. A pesar de todo, le daba miedo que Ahn PyeongDa descubriera todo lo que estaban haciendo y terminara de destruir, no solo a ella, sino también a BMS y a Eric…
·       Maldición. – Susurró para sí misma. Sonaron unos golpes en su puerta. – Adelante.
·       Hola. – Ana se sorprendió al ver que no era JoonChae quien cruzaba la puerta.
·       ¿Qué haces aquí?
·       Ver que te encuentras cómoda en tu nuevo despacho.
·       Estupendamente. Y ahora que ya lo has visto, puedes irte.
·       Tienes que relajarte, vives alterada. Hay dos tazas de café, ¿esperas a alguien?
·       Guau, asombrosa deducción Sherlock.
·       ¿A quién? Si puede saberse.
·       Dulci, ¿a qué has venido?
·       ¿Seolma…?
·       Deja de usar tus pocas neuronas que ya empieza a oler a quemado y la deducción no es lo tuyo.
·       ¿Entonces no has quedado con tu querido “amorcito”? – A Ana no le gustó el tono en el que lo dijo.
·       Si tienes algún problema me lo dices. Y no, hoy no he quedado con él. Tengo una reunión de trabajo y estoy esperando.
·       Aaah, ya veo. Entonces no te entretengo más, Ricitos.
·       Gracias.
KiMin estaba apunto de abrir la puerta para irse cuando recordó algo que tenía que decirle.
·       Ah, casi lo olvido.
·       Dulci… si vas a lanzar alguna de las tuyas ahórratelo, hoy no estoy de humor.
·       Es sobre el CEO. – Ana intentó disimular su asombro, pero no pudo.
·       ¿Qué ocurre?
·       No sé si será importante, pero me ha llamado la atención.
·       ¿Si?
·       Antes tenía una reunión con él junto con el resto del grupo, porque a lo mejor introducen a nuevos miembros. – Ana ya ni se sorprendió de no saber qué ocurría en aquella empresa. – y cuando llegué a su despacho, iba a tocar, pero…
·       ¿Pero? Venga Dulci, al grano.
·       Se escuchaban gritos desde el interior del despacho.
·       ¿Gritos? ¿Una discusión con alguien más?
·       Eso he pensado yo también. He supuesto que discutía de forma muy alterada con alguien por teléfono, ya que como te digo, los gritos se escuchaban perfectamente desde fuera.
·       ¿Y qué decían?
·       No lo sé.
·       ¿Cómo que no? Si acabas de decirme que se escuchaba perfectamente.
·       Sí, pero mi nivel de japonés es nulo, Ricitos.
·       ¿Japonés?
·       Sí, pensé que tal vez tú sabrías algo de lo que pasaba.
·       ¿Y recuerdas alguna palabra? Aunque no sepas como se escribe o se dice exactamente, ¿recuerdas algo? – Ana parecía impacientarse.
·       Mmmh, pues… - sonó la puerta y JoonChae se sorprendió al ver a KiMin allí. – Oh, hyeong, ¿tienes una reunión con Ana? – JoonChae asintió.
·       KiMin, continuaremos la conversación más adelante.
·       Está bien.
Cuando KiMin abandonó el despacho, Ana le hizo una señal a JoonChae para que se sentara en la silla que había enfrente de ella y le tendió la taza de café.
·       ¿De qué quiere hablar exactamente?
·       Voy a ir al grano. Sé que esta conversación puede que te traiga malos recuerdos, pero es necesaria.
·       De acuerdo.
·       ¿Cuándo comenzaste a salir con SooRi?
·       ¿Qué? ¿Qué tiene de relevante esto?
·       Cíñete a contestar lo que te pregunto. Todo lo que me digas seguro que me sirve de ayuda.
·       Esta bien. – suspiró. – El 18 de abril.
·       ¿El día de la fiesta?
·       Sí.
·       ¿Cuándo fue la fecha de vuestro último comeback?
·       El 4 de junio y según el CEO no tuvo una buena acogida.
·       ¿Cuándo te reuniste con el CEO?
·       No me acuerdo mucho, pero teniendo en cuenta que nos disolvimos oficialmente el 25 de junio, supongo que unos días antes.
·       ¿Cuándo salió tu MV con SooRi?
·       El 18 de junio
·       ¿Puso el CEO algún impedimento en que sacarais esa colaboración?
·       Sorprendentemente no puso demasiadas objeciones.
·       Si no recuerdo mal, tuvo una importante repercusión en cuanto a descargas y visitas, puede que eso le llamara la atención y por eso, en parte, decidiera hacerte solista.
·       Podría ser, aunque la idea principalmente fue de SooRi. Siempre me dijo que estaría bien que sacara algo en solitario, pero sin dejar al grupo, claramente. Como algo extra a mis actividades con BMS.
·       ¿Ah si? ¿Y de esos pensamientos quién tenía constancia?
·       Pues casi todas las personas que nos rodean. Mmmnh recuerdo que alguna vez comiendo con KiBum y Akuma, lo comentó. Pero ya le digo, que siempre desde el punto de vista de una oportunidad para mí, pero sin apagar los focos a mis compañeros.
·       Ahora entiendo el revuelo con SooRi y KiBum.
·       Pues yo sinceramente, que quiere que le diga, todavía no llegó a comprender su enfado.
·       ¿A qué te refieres?
·       No sé cómo llegó a la conclusión de que todo aquello había sucedido por culpa de SooRi. Es cierto que es mucha casualidad que pocos días después de que SooRi propusiera hacer una canción juntos, el CEO dijera todo lo que ya sabe, pero no sé. Me cuesta creer que piense de ella así.
·       Durante la discusión con ella, ¿dijo algo raro?
·       Ahora que lo dice…
·       ¿Si?
·       No estoy seguro, puede que incluso no lo dijera en ese momento.
·       Da igual, cualquier cosa viene bien.
·       Creo recordar que dijo algo como “Él tenía razón o ella tenía razón” o algo semejante.
·       Ya veo. – Ana anotaba todo lo que JoonChae le contaba sin perderse ningún detalle.
·       Por último, ¿qué habéis estado haciendo de forma individual todo BMS?
·       ¿Se refiere a actividades extras al grupo?
·       Exactamente a eso.
·       Pues que yo sepa, SaeByeong se ha centrado en su carrera como actor, KiJin-hyeong ya lo sabe, JongDong creo que andará algo perdido y confuso y KiBum, a excepción de la colaboración que tuvo con NeRa y el programa de We got married con Akuma que acabó el 20 de junio, creo que no ha hecho ni está haciendo, por ahora, nada más.
·       Muchas gracias por todo, JoonChae, ya puedes retirarte. Te informaré si averiguo algo importante o vuelvo a necesitar tu ayuda.
Ana organizó las fechas:
-        18 de abril: comienzo de SooRi y JoonChae.
-        4 de junio: último comeback de BMS, sin buena aceptación, en teoría.
-        18 de junio: MV de JoonChae y SooRi con muy buena acogida.
-        20 de junio: final de WGM, sin relevancia.
-        25 de junio: disolución de BMS.
Ana cada vez tenía la cabeza con más información y veía todo aquello como un sin sentido. De lo que estaba segura es de que las casualidades no existen y que todos esos acontecimientos habían ocurrido así por algo, sobre todo al comprobar que en todos los casos la fecha, a excepción del comienzo de la relación entre SooRi y JoonChae, habían sido escogidas por Ahn PyeongDa. Algo allí no cuadraba. Ana terminó saturando su cerebro y el dolor de cabezo volvió de nuevo. Miró el reloj. Ya pasaban de la 13:00. Decidió salir a tomar el aire fresco, todo lo fresco que podía ser el aire de verano y así aprovecharía también para comer y tomarse su tercer café del día. Guardó todos los documentos en su mochila, que colgó a su espalda. Cerró el despacho y salió a la terraza del primer piso de la compañía. Su idea de pasar más de 2 minutos en aquel lugar se esfumó tras sentir el calor abrasador sobre su cabeza. Quería despejarse, no agobiarse más, por lo que volvió al interior del edificio acompañada de su fiel aire acondicionado.
No tenía mucho apetito, pero sabía que tenía que comer algo. Miró el menú de la cafetería. Optó por comer udon con verduras. Pensó en lo mucho que le apetecía comer sushi y en el tiempo que llevaba sin comerlo.
·       Podría ir a comer sushi con Eric. – con la bandeja en la mano, se paró. - ¿Pero qué estoy diciendo?
Retiró aquella idea de su cabeza y se sentó en una mesa que se encontraba vacía. Verdaderamente no había mucha gente en la cafetería, ya que pasadas la una, la gente ya había comido. Mejor, así podría disfrutar de su comida en soledad, mientras escuchaba el último disco de KyuHyun, un cantante que adoraba, con sus auriculares. Un momento de paz. O eso creía.
·       ¡Ey! ¡Ricitos! – hizo como que no le escuchaba. Este se acercó hasta su mesa. - ¿Aun no has comido? Yo venía a por un café. - le subió el volumen a su música. Al ver el gesto KiMin le quitó un auricular de la oreja. – Ricitos, no me ignores.
·       Lárgate, Dulci.
·       Va, Ricitos, te hago compañía mientras comes.
·       Esta mañana has debido de perder la última de tus neuronas.
·       ¿Por qué lo dices?
·       Porque creo que “lárgate” es una orden concisa y fácil de acatar.
·       Veo que sigues estresada, Ricitos.
·       Como vuelvas a llamarme “Ricitos” el plato de comida pasará de estar en la mesa a tu cabeza.
·       Vale, tapón. – Ana lo miró apretando con fuerza el tenedor, que apuntó en la dirección de KiMin.
·       ¿Estás buscando guerra, florecilla? Qué digo, mala hierva.
·       Relaja y baja ese tenedor, ¿quieres? – Ana obedeció rechistando un poco. – Volviendo al tema de esta mañana. – Ana lo miró con interés.
·       ¿Te acuerdas de algo?
·       He intentado recordar algunas palabras y las que más recuerdo, por las veces que lo decía en una misma oración eran: sumimasen, wakwata o algo así.
·       Wakatta. – dijo Ana.
·       Sí, eso exactamente. Ah, y también okame.
·       ¿Okame? ¿No sería okane?
·       Puede ser.
·       Okane es dinero, pero okame no sé qué es. Pero lo anotaré también por si acaso. ¿Alguna más?
·       Mmmh, creo que la última palabra que dijo sonó parecida a madmaseru.
·       Puf, no sé decirte ahora mismo. Lo consultaré más tarde, pero gracias igualmente.
·       No hay de qué, boss.
·       Por cierto, ¿sabes algo de KiBum?
·       Creo que no ha vuelto aún del viaje.
·       ¿A quién se le ocurre hacer ahora un viaje?
·       Ya…, ¿verdad?
·       Dulci, ¿acaso sabes algo?
·       No estoy seguro eh, pero juraría que poco antes de irse de viaje, KiBum estuvo hablando con alguien.
·       ¿Quién?
·       Kumo Akuma.
·       ¿Y bien? ¿Crees que ella le dijo de que se fuera?
·       No sé, porque la mayor parte del tiempo hablan en japonés, pero no sé, no me gusta.
·       Que ella no te caiga bien, no significa que puedas sacar conclusiones precipitadas, y dime, ¿por qué no te gusta?
·       No sé, hay algo que no me inspira confianza, ni siquiera cuando nos fuimos de vacaciones llegué a tragarla. NeRa me contó que el día que llegué contigo cargada a la espalda ella tuvo un acto bastante egoísta y feo.
·       ¿Ah sí?
·       Me dijo que no se lo dijera a nadie, pero que consideraba que debía saberlo. Y luego está el hecho de lo que hizo en el último capítulo de We got married.
·       ¿Qué hizo?
·       Se saltó todo el guión y le dio un beso a KiBum hyeong, caundo este claramente no tenía ninguna intención de hacerlo, pero aun así no tuvo repercusiones porque el capítulo alcanzó un % bastante elevado de audiencia. – Ana pesó en NeRa y le entraron ganas de golpear a alguien.
·       Estaba claro que no era una mosquita muerta.
·       Se cree la reine y me pone enfermo. – dijo poniendo un acento francés horrible.
·       Menos mal que tu idioma materno es el inglés, porque macho, eres nefasto en los idiomas.
·       Usted perdone, por no tener un acento francés perfecto. Como diría Akuma tu es un idiot.
Ana se rió del gesto y el acento con que hizo aquella oración y fue entonces cuando recordó que entre la fecha de llegada de Akuma y el CEO había poca diferencia y que ella era mitad japonesa mitad francesa. ¿Era solo una casualidad que llegaran con poca diferencia y que, además, ambos tuvieran nacionalidad japonesa? Ana no creía en las casualidades. De pronto, dejó de reírse y se puso muy tensa. Se quedó inmóvil mirando a la nada y KiMin se preocupó.
·       Ana, ¿estás bien? – seguía sin moverse. KiMin la zarandeó cogiéndole los hombros. - ¡Eh! ¡Ana! ¡Responde!
·       KiMin.
·       ¿Si? – Ana hizo silencio. – Por Dios, srt. Melodramas, avanza, me estás asustando.
·       El padre de Akuma es japonés, ¿verdad?
·       Sí, un gran magnate, ¿por qué?
·       Y su madre francesa, ¿no?
·       Sí, pero ¿a qué vie…
·       KiMin.
·       ¿Qué?
·       La palabra que escuchaste.
·       Sí, dime
·       ¿No sería mademoiselle?
·       Sí, ¿cómo lo has…?
Ana se levantó precipiatadamente, dándose con el pico de la mesa en la pierna. KiMin se quedó sorprendido e inmóvil. Ana comenzó a correr, mientras sacaba de su mochila el teléfono y marcaba aquel dichoso número que odiaba marcar más de una vez en el mismo día.
·       ¿Tú de nuevo? Debo de gustarte mucho para que me llames más de una vez al día. – ignoró su comentario.
·       Quiero que investigues a alguien más.
·       ¿A quién?
·       Kumo Akuma.

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