viernes, 28 de diciembre de 2018

Rozando el cielo


CAPÍTULO 65: 네가 필요해. (TE NECESITO)

            Amanecía y con los primeros rayos de sol abrí mis ojos. Las 08:00. Al fin pude descansar como era debido después de los exámenes finales que había pasado. Siempre me había jactado de que las personas que no estudiaban ciencias se quejaban por nada, que no sabían qué era el abogio, pues me comí mis propias palabras. Sin embargo, gracias a la ayuda de HyunJo y de mis compañeros de clase, los exámenes fueron bien. Ahora ya podía disfrutar del verano. HyunJo, cuyo cumpleaños fue el 2 de mayo, aprovechó para viajar a China y pasar algo de tiempo con su familia. No sabía con seguridad cuando volvería, pero sabía que estaría en China todo junio. En cuanto al 19 cumpleaños (20 en Corea) lo pasamos junto a MyungSoo, quien no pudo quedarse mucho tiempo debido a su apretado horario.
Las cosas con HyunJo se habían calmado, aunque todavía había momentos en los que estar con él a solas me ponía nerviosa. Todavía no había aclarado mis sentimientos, pero me alegraba de poder estar con él como cuando nos conocimos. No sabía decir si únicamente era un amigo o podría ser o llegar a ser algo más que un simple amigo. Mi corazón a veces me traicionaba y comenzaba a latir demasiado rápido en situaciones que no lo requería. Me decía a mí misma que no me dejara engañar que todo aquello tan solo era una confusión al ser la primera vez que experimentaba muchas de las situaciones vividas.
Tenía miedo. Sí, miedo de conocer la verdad y de escuchar a mi corazón. Miedo a lo que pudiera decirme. Miedo a ser herida o herir. Miedo a no ser feliz. Y por si pasaba poco, no había olvidado el hecho de que tenía que acompañarlo en verano a donde él dijera. Todo por el estúpido dinero. Pero para ello, tendría que esperar a que regresara de China. Todavía tenía algo de tiempo para aclarar a mi cabeza y a mi corazón.
Cogí mi cuaderno de dibujos. Debido a la universidad lo había dejado de lado. Mi corazón dio un vuelco cuando vio los dibujos que había en él. La mayoría de ellos eran de KiJin. Todavía recuerdo cuando lo dibujé por primera vez sin saber que era él. El dibujo de los pétalos, los girasoles, el beso… Al ver los dibujos, los recuerdos comenzaron a cobrar vida en mi mente y podía sentir los aromas de aquellos momentos. Mi cuaderno era lo más próximo que tenía a mi sueño de un proyector de pensamientos. A día de hoy, continúo escribiendo y pintando los momentos más importantes de mi vida para no olvidarlos nunca. Mis mejillas se encendieron a recordar ciertas experiencias y anhelaba repetir algunas de ellas. Anhelaba pasar tiempo con KiJin, aunque se sabía que era más bien imposible.
Cerré el cuaderno y pensé en que debería ser lo próximo que dibujara. Encendí el ordenador para ponerme música mientras lo hacía. El momento en que SSG y BMS compartieron escenario y SSG ganó, ese sería el momento que dibujaría. Me disponía a buscar el video en el que les dan el premio para plasmar una imagen lo mas real posible cuando vi que en recomendados me aparecían dos vídeos. Uno de ellos era el capítulo final de WGM de KiBum subido apenas unas horas antes, pero el que realmenté llamó mi atención fue el segundo. “JoonChae X SooRi – Love Belt”. Me restregué los ojos. ¿SooRi? ¿Mi SooRi? El video hacía dos días que había sido subido y tenía más de 10M de visitas. ¿Cuándo había pasado esto? ¿Será una canción de su disco el cual aún no he podido escuchar? Lo pulsé impaciente. De verdad se trataba de una canción cantada por ellos dos. Lloré. No por la canción, que también, sino por el hecho de ver como SooRi unni había conseguido cumplir su más preciado sueño. Acto seguido cogí el teléfono y les escribí a ambas.
“Yah, ¿cómo os atreveis a no haberme dicho nada al respecto? Estoy llorando, ¿vale? Vale.”
No podía esperar, tenía que pintar tanto el momento del premio como la última imagen de ese MV. Ese momento tan especial y tan íntimo en que se miran y sonríen, sí. Busqué como loca el nuevo mini álbum de ellas para escucharlo mientras tanto. Lo que me llevó a llorar de nuevo cuando escuché que mi hermana tenía una canción con KiBum. Volví a coger el móvil.
“Ahora en serio, ¿de qué vais? Yo así no puedo vivir, ¿JoonChae y KiBum? ¿Cuándo ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Habrá más?”
Continué dibujando hasta que se hizo la hora de comer. Ninguna de las dos me había contestado todavía el mensaje. Supuse que estarían muy ocupadas ahora que habían conseguido aumentar su fama. Me sentía orgullosa, como una madre que ve a su hijo volar. Sin embargo, al mismo tiempo me sentía triste. Toqué los collares que llevaba. El nuestro y el de HyunJo y MyungSoo. “Annya, seguimos siendo una sola”. El día se me estaba haciendo tremedamente largo. El tener tiempo, pero no poder disfrutarlo con nadie no era divertido.
Me puse el capítulo de KiBum. Duré los 30 segundos que te ponen al principio de cada capítulo con las imágines más impactantes para que quieras verlo. Pues bien, cuando vi la escena del beso de Akuma con KiBum, automáticamente, pulsé la x para cerrar la ventana. Me levanté hasta el piano y deslicé los dedos por las teclas. Me apetecía componer algo nuevo, pero algo que me saliese de dentro, como aquella composición que hice para el cumpleaños de Gabriela. Me senté. Pero nada vino a mi cabeza. Mi objetivo para año nuevo fue componer una nueva canción y conseguir venderla; sin embargo, todavía no lo había conseguido. Tenía todo el verano para intentarlo.
Los días pasaban y con ello mi aburrimiento incrementaba. Conseguí ponerme en contacto con mis tres unnis, pero de momento no tenían tiempo para nada. Me prometieron que en cuanto tuvieran un hueco libre me lo harían saber para poder vernos. Ni siquiera KiMin estaba libre. Esto de tener amigos que eran celebridades no era tan genial como creía. Sin embargo, era feliz, muy feliz, tanto que a veces sentía miedo y sentía que las cosas cambiarían de un momento a otro y así fue.
Despertaba el día 25 de junio con mal cuerpo. No había dormido bien la noche anterior. Algo me pesaba en el pecho. Pensé que se trataría de indigestión, pero no. Desayunando encendí la televisión y puse las noticias. Nunca, pero nunca, ponía ni pongo las noticias de buena mañana, pero aquel día lo hice. Mientras me tomaba mi café, la reportera hablaba de cosas varias, pero una de ellas hizo atragantarme y vomitar la recién comida tostada.
“Por motivos personales, el grupo BMS se dará un tiempo de forma indefinida, aunque …”
No me hizo falta escuchar nada más. Apagué la televisión. Todavía tenía ganas de vomitar. Cogí un tenedor de la cocina. Kkum, me dije. Sí, me clavé le tenedor en el brazo. Al ver que sangraba y el dolor era insoportable, las lágrimas aparecieron solas. Me puse a temblar. Aquello no estaba pasando. ¿Por qué justo un mes después de hacer 7 años? ¿Por qué ahora? ¿Habría sido un consenso? Cogí el teléfono. Marqué el número de Carla. Contesta, jebal, contesta, me decía. ¿Se habrán enterado? ¿Sabrán el por qué? ¿Sabrá algo Ana? ¿Cómo estarán ellos? ¿Y ellas?
·        ¿Alex? ¿Ha pasado algo? ¿Por qué llamas tan pronto? Por cierto, te he puesto en altavoz que vamos en el coche de camino a la compañía.
·        ¿Ha-béis vis-to las no-tici-as? – conseguí balbucear.
·        ¿Alex? ¿Estás bien? ¿Le ha pasado algo a HyunJo? ¿Dónde estás? ¿En casa?
·        No las ha-béis vist-o.
·        No, Alex, no todavía. ¿Qué ha pasado? – dijo SooRi. – Me estoy asustando.
·        No sé cómo decirlo… No quiero distraeros, pero os vais a enterar seguramente al llegar. – decía entre sollozos.
·        Tranquilizate y dínoslo con calma. – dictaminó Carla.
·        B-B-B…
·        ¿B? – dijo Gabri. - ¿Abeja en inglés? No me estoy enterando.
·        B-B-M-M-S … - silencio.
·        No… - escuhé a Gabriela.
·        Se han separado. – conseguir decir. – de forma indefinida.
Después de eso se hizo silencio. Ninguna se atrevió a decir nada. Tan solo se esuchaban nuestras agitadas respiraciones. Finalmente conseguir decir con un hilo de voz:
·        Bogoshipoyo…
·        Eun. – se eschuchó.
·        Sé que ahora es agobiante, pero me gustaría que nos viéramos lo antes posible.
·        Eun. – continuaban diciendo.
·        Gabri, Carla… saranghaeyo.
Colgamos. Su mundo, nuestro mundo estaba colapsando. No entendía nada, solo quería cerrar los ojos y despertarme de aquella pesadilla. Mi brazo seguía sangrando. Lo introduje debajo del fregadero y lo vendé después. Cogí el móvil. En todas las malditas redes sociales estaba la noticia y fotos de ellos entrando y saliendo por separado de la compañía. ¿Qué habría pasado? Sus miradas indicaban que algo no había ido bien. Estaba apunto de tirar el teléfono por la ventana cuando recibí un mensaje, era HyunJo.
·        Alex, ¿gwenchanha?
·       
·        ¿Quieres que vuelva?
·        Annyo, no te preocupes y continúa disfrutando del viaje.
·        No puedo disfrutarlo si sé qué no estás bien.
·        Tranquilo, de verdad. Carla y Gabri estarán conmigo.
·        Arasseo, hazme saber cualquier cosa. Sanranghaeyo, princesita.
·        Nado.
Apagué el teléfono y lo lancé contra el sofá. Cogí un cojín y apreté mi cara fuerte contra él y grité. Necesitaba expulsar todas las emociones que tenía encerradas en el cuerpo. Me levanté y fui corriendo hasta mi habitación y abrí la dichosa caja. Ahí estaba mi libreta. La eché a la basura. Cogí la caja de cerillas que siempre tenía en la habitación para mis velas. Encendí una cerilla.
·        Ni si quiera tengo la suficiente valentía para quemarte. Soy inútil.
Apagué la cerilla después de encender una vela. La coloqué en un recipiente con las paredes altas y lejos de cualquier objeto que pudiese arder con facilidad. Me tumbé en la cama. Cogí mi MP4 del primer cajón de la mesita de noche. Me coloqué los auriculares y le di a play. Comenzaron a sonar todas las canciones de BMS en orden. A mi mente vinieron muchos recuerdos; cómo los conocí, cómo decidí qué ellos eran los indicados, cómo lo escogí a él frente a tantos. Aunque estaba trsite, cuando los recordaba a ellos solo podía sonreir porque eso es lo que ellos siempre me habían otorgado. Felicidad. Las lágrimas que cayeron esa noche no fueron todas de tristeza.
Sin darme cuenta, me quedé durmiendo. Me levanté al escuhcar un brusco ruido proveniente de lo que parecía el exterior de la casa. Me asusté. Solo HyunJo y yo vivíamos en esa planta. Pensé que tal vez era el servicio de limpieza, miré el reloj. Eran las 03:00 de la mañana. Era imposible que lo fuera. Me levanté y fui dirección al salón. Esta vez el sonido fue más fuerte. Algo pareció chocar contra la puerta principal. El corazón me latía con mucha fuerza. En mi interior deseaba que fuera un HyunJo al que se le habían cruzado los cables y había cogido el primer vuelvo por no dejarme sola. ¿Por qué había apagado mi móvil? ¿Dónde lo había dejado? No me atrevía si quiera a encender la luz. Miré a mi alrededor. Cogí un paragúas que había puesto en su cesto. Estaba preparada. Volvió a sonar otro golpe contra la puerta. Me acerqué lentamente y miré por la mirilla. Allí había alguien. Llevaba capucha y estaba empapado. Miré por la ventana. Estaba lloviendo y ni siquiera me había percatado. Me aparté de la puerta. Llamaría a la policía desde el teléfono fijo. No había luz. La tormenta había causado algunos desperfectos.  No te preocupes Alex, no puede entrar. Dentro estás segura. Ahora concentráte en buscar tu móvil sin hacer mucho ruido, pensé. Sonó otro golpe.
·        S-sa-ng-R-Ra… - me detuve en seco. – Neo-ga… yogit-neun g-geol n-nan ara. – me acerqué a la puerta.
·        ¿Nugusaeyo? – dije con un hilo de voz.
·        Yeoreora jigeum (abre ahora). – balbuceaba.
·        Llamaré a la policía. – seguía dando golpes con su cabeza a la puerta. – Kumanhae juseyo.
·        S-ang-Ra, jebal yeoreora…
·        ¿Naye iruemin eotteokahe arayo?
·        Na-ya… Jebal… yeoreora…
Después de escuchar esas 3 palabras, mi cerebro reaccionó y abrí la puerta. Allí estaba, sentando apoyado en la pared. Cuando abrí la puerta, levantó la vista y me miró. No sabía qué hacer. Me dolió. No podía verlo así. Me costaba respirar. Me acerqué un poco y me arrodillé enfrente de él. Apestaba a alcohol. Tenía la cara pálida y los labios morados. Sin darme cuenta, estaba llorando. Lo cogí de la mano, estaba congelada.
·        KiJin… ¿eotteokhae…?

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            Ese mismo día, las cosas tampoco fueron fáciles para SooRi y NeRa. Todavía se encontraban en shock dentro del coche. Iban cogidas de la mano dentro del cohe. Si se soltaban no sabrían como levantarse de allí. No se iban a dejar caer. Se sujetarían mutuamente. El conductor las dejó en la puerta de la compañía. Se miraron. Ninguna de las dos había dicho nada. Ni siquiera habían conseguido dejar caer ninguna lágrima. Tenían que estar preparadas para seguir y cumplir con sus responsabilidades. Seguían de la mano. Llegaron hasta su sala juntas. Una vez allí, se sentaron en el sofá que tenían.
·        No lo entiendo. – se le quebró la voz a NeRa.
·        . . .
·        ¿Por qué no los han dicho nada? Somos amigos.
·        . . .
·        A lo mejor es algo que han decidido entre todos, sí, tiene que ser eso.
·        Ne…
·        Dime, SooRi.
·        No lo entiendo… ¿por qué no me ha dicho nada?
·        Nado.
·        Hay algo que no sabes.
·        ¿De qué se trata? – SooRi la cogió de la mano.
·        Naneun … annyo, JoonChae gurigo…
No pudo terminar la oración cuando de repente la puerta de su estudio se abrió de golpe. Ambas amigas se sobresaltaron. La cara de aquella persona reflejaba muchas emociones, pero sobre todo rabía y tristeza.  Se aproximó a ellas rápidamente y levantó a SooRi del sofá cogiéndola del brazo.
·        ¿Waeire? – dijeron ambas.
·        ¿Estás ya satisfecha?
·        ¿Yo? – SooRi se señalaba a sí misma.
·        No, mi pie. Claro que tú.
·        KiBum, no sé de que estás hablando. – SooRi hizo fuerza para no llorar.
·        No te hagas la tonta. Esto era lo que querías desde un principio, ¿verdad? Pues que sepas que no pienso dejar que esto se quede así.
·        Si te estás refiriendo a vuestra situación te estás equivocando y mucho.
·        ¿Guji? ¿No eras tú la que quería que JoonChae pudiera ser solista?
·        Sí, pero…
·        Y hasta que no lo has conseguido no has parado, ¿por qué tuviste que llenarle la cabeza de pájaros?
·        KiBum, jakkanman. Nan mollayo. ¿Museum iri..?
·        Yah, no te hagas la víctima, o acaso lo de la colaboración en ese preciso momento fue una casualidad. Nan babo anya.
·        Pues no se nota. – se introdujo NeRa.
·        ¿Wo? Yah, NeRa no te metas en esto.
·        Yo haré lo que me de la gana, tú no eres nadie para darme ordenes. – NeRa se cruzó de brazos. SooRi seguía temblando y sin entender nada.
·        KiBum-nim, nan jinjja mollayo. – lo cogió del brazo.
·        Yah, kumanhae, yo no seré tan estúpido como JoonChae hyung. No puedo creer que fueras tan egoísta. Naneun uriga chingurago saenggakhaesseo hajiman… annyo.
·        K-Ki-B-Bum, annya…jakkanman… - se acercó a él.
·        Yah, gakkai ojimara, na hante malhajima. Urireun amugeoto anida. – SooRi lo miró con los ojos vidriosos. – Jebal… - KiBum quitó la mano de SooRi de su brazo. – Sarajyeo. – KiBum miró con los ojos rojizos a los de SooRi. – Urineun neo eobsineun gwenchanhasseo. Guyang ka.  (no te acerques, no me hables. Nosotros no somos nada. Por favor … desaparece. Estábamos bien sin ti. Solo vete.)
SooRi se quedó quieta mirando a KiBum, sin entender nada. Empezó a respirar muy rápido ya que le faltaba el aire. Su mente estaba en blanco. NeRa apartó a SooRi del frente de KiBum y se colocó ella. Miró con a KiBum con rudeza. No apartó la mirada en ningún segundo.
·        Yah, KiBum. Naneun museum iri ireo natneunji moreunda, hajiman sangwan eobseoyo. SooRi-e daehae geureohge malhaji anheul geoibnida. – KiBum iba a marcharse, pero NeRa lo cogió por el brazo. – ¿Arayo? Neoneun hansimhada. Munjee daehae dareun saramdeuleul binanhaji masibsio. (No sé lo que ha pasado, pero me da igual. No voy a dejar que hables así de SooRi. Eres patético. No culpes a los demás de tus problemas.)
·        Tks, Akuma tenía razón.
·        ¿Weo? Amu maldo hajima. Ije naneun modeun geosul algoisseoyo. (No digas nada más. Ahora ya lo sé)
·        Yah, ¿museum iriya?
·        Non baboya, jeongmal.
·        ¡Yah! – alzó la voz demás
·        Yah, ¿neon michosseo? – NeRa no perdió la calma. Se mantuvo fuerte.
·        ¡Dee! ¡Dee! ¡Debo estarlo por haber confiado en vosotras!
·        ¡Yah! ¡KiBum-nim! – todos se giraron hacia la puerta. - ¡Cálmate!
JoonChae vio a SooRi llorar tirada en el suelo. Su mirada cambió y se dirigió directamente hacia ella para ayudar a incorporarla.
·        SooRi-ah, ¿gwenchanha? – le susurró.
·        Mollayo. – no dejaba de temblar. La ayudó a ponerse en el sofá. Se dirigió hacia KiBum.
·        KiBum-nim, ¿museum iriseoso?
·        Pregúntale a tu querida novia. – se soltó del brazo de NeRa. – Siempre ha estado por delante, ¿guji? – NeRa no pareció sorprendida de aquel comentario.
·        Te estás equivocando KiBum y al final te darás cuenta. – le dijo NeRa. – Tarde o temprano te darás cuenta de todo. Lo falso no dura mucho.
·        Naneun kanda. – dijo y se marchó.
JoonChae y NeRa se acercaron a SooRi quien seguía sin saber que acababa de pasar. Estaba al borde del colapso. Quería expulsarlo todo, pero ni siqueira llegaba a ser consciente de la realidad. NeRa le cogió la mano.
·        SooRi-ah, nan monjo kanda. ¿Eun? Gidarilgoya. Tómate tu tiempo.
NeRa abandonó la sala y cerró la puerta tras ella. No duró más de dos pasos cuando sus piernas temblaron haciendo que cayera al suelo. No pudo retenerlo por más tiempo. Y allí, tirada en mitad del pasillo comenzó a llorar como si hubiera perdido lo más preciado de su vida, y en parte así era. Deseaba poder ir a ver a Alex, pero tenía responsabilidades que cumplir. Una mano se posó en su hombró y se giró sobresaltada. Sin ninguno de ellos decirse nada, la abrazó y acarició su cabeza.
Dentro de la sala SooRi seguía siendo un mar de dudas y agobio. Necesitaba respuestas y esperaba encontrarlas.
·        JoonChae, no he entendido nada de lo que KiBum ha dicho.
·        ¿Qué ha dicho?
·        Que todo es culpa mía. Ha empezado a decir chorradas de que he conseguido lo que quería que ya eres solista y no entendía nada. Y luego está la noticia de esta mañana sobre vosotros… Dime que todo es mentira.
·        SooRi-ah… - se arrodilló enfrente de ella y le cogió las manos. Ella lo miró extrañada.
·        ¿Es cierto? – JoonChae solo bajó la mirada. - ¿Qué parte? ¿Modu?
·        Quería decírtelo…- SooRi le soltó las manos y se levantó del sofá restregándose la cara con las manos.
·        JoonChae, ¿qué pasó con el “vamos a decírnoslo todo”? ¿Eh?
·        Mianhae.
·        ¿Mianhae? ¿Tienes idea de cómo me siento? – colocaba las manos en su cintura. - ¿Y cuándo pensabas decirme que ibas a ser solista? ¿Qué BMS se disolvía? O, ¿esperabas que me enterasae como otro cualquiera?
·        Jeongmal mianhae, quería decírtelo, pero no podía.
·        ¿Wae? ¿No soy suficiente?
·        Annya, es más complicado.
·        JoonChae, ¿y por qué ahora? ¿Qué pasa con BMS?
·        Soljiki…CEO-nim después de ver el revuelo que tuvo nuestra canción…- SooRi no lo dejo continuar al escuchar aquello. Se mareó y volvió a sentarse.
·        ¿Jeongmal nae tashiya? – dijo para sí misma. JoonChae se aproximó. - Annya, déjame espacio. Necesito aire.
·        Yo tampoco queiro que BMS se acabe, geunde CEO-nim
·        J-a-ja-jakanman, ¿vas a ser solita a costa de BMS?
·        Dee, hajiman, halmari isseo.
·        JoonChae, keumanhaja. – a SooRi le tembló la voz. Pero no iba a permitir que, por ella, el sueño de las 5 personas más importante de sus vidas acabara.
·        ¿Weo? ¿Mworago?
·        Keumanhaja, jigeum, urideuli.
·        Shiro. Yah, ni por un momento he considerado las palabras de KiBum. Nan neoruel mido.
·        Neorul midul suga obsoyo (no puedo confiar en ti). Ya me has mentido, gurigo… - a SooRi se le hacía un nudo en la garganta. – No puedo creer que que renuncies al sueño de 5 personas de esa forma.
·        Neoneun majyo. – la mirada de JoonChae cambió. – Es mejor que nos demos un tiempo. Yo tampoco puedo estar con una persona que no confía en mí. – tras decir eso, JoonChae abandonó la sala dando un portazo.
SooRi se mantuvo fuerte hasta que JoonChae abandonó la sala. Después de ello, cayó de rodillas al suelo y comenzó a apretar con fuerza la pulsera que tiempo atrás JoonChae le había regalado. Todavía no daba crédito a lo que acababa de pasar. SooRi se hizó sangre en la palma de su mano debido a la fuerza con la que apretaba la pua que estaba colgada de la pulsera. Creía que, si no la soltaba, nada acabaría ni se marcharía. SooRi quería continuar con JoonChae, quería seguir viviendo nuevas experiencias con él, pero no pensaba permitir que, por su culpa, por un estúpido deseo, BMS, la luz que siempre alumbró su camino, se apagara. Aunque para ello tuviera que mentir y haber herido a JoonChae. Sin embargo, no sabría si tendría la suficiente fuerza para poder verlo cada día.
Con la poca energía que le quedaba, consiguió, levantarse y llegar hasta el sofá donde se dejó caer. Necesitaba expulsarlo todo, dejarlo salir. Cuando su mente hubo aceptado la realidad que estaba viviendo, tras dejar caer la primera lágrima, no pudo parar. Le costaba respirar. Sus mofletes se enrojecieron debido a la sal de las lágrimas, y, aunque lo intentaba no podía parar. Pues para ella, ella mismo había sido la causa de que BMS no estuviera juntos y su corazón no podía soportar la culpa. Tiempo después se descubriría la verdadera razón de todo lo sucedido, aunque puede que, para ese momento, el daño causado para ciertas personas ya fuera demasiado grande.
···························································································
Ayude a KiJin a incorporarse y llegar hasta el sofá, donde se dejó caer. De mis 18 años de vida, nunca pensé eu concoería ami grupo favorito, pero mucho menos que uno de ellos viniera hasta mi casa y mucho menos ebrio. Podía imaginarme porqué se encontraba en esa situación. Seguramente estaría preocupado por sus miembros y se estaría culpando por no haber podido solucionar las cosas. Se estaría sintiendo como que ha fallado como líder.
·        KiJin, quédate aquí. – me cogió la mano.
·        Kajima, jebal.
·        Voy a por ropa seca y toallas. – me solté. – Vuelvo enseguida.
·        ¿HyunJo eobseo?
·        Eun. Gidaryeo juseyo.
Fui hasta la habitación de HyunJo y cogí la primera ropa que encontré. Cogiera lo que cogiera sé que a KiJin le iba a estar grande, HyunJo era considerablemente más alto y ancho. Volví lo más rápido posible al salón.
·        Iko. – le tendí la ropa. – Puedes ir al baño a cambiarte. – le señale la puerta con el dedo. – Mientras haré café. Coge las toallas que haya en el baño. Te esperaré aquí.
·        Gomawo.
Vi como iba en dirección al baño haciendo S. Preparé un café lo más rápido posible. Lo esperé sentada en el sofá. Encendí algunas velas para no estar a oscuras. Me estaba preguntando cómo estaría vistiéndose KiJin a oscuras y tan ebrio. 10 minutos después salió llevando una camiseta blanca y un pantalón de chándal negro. Salió secándose el pelo con una toalla. Me hizo una pequeña reverencia cuando entró al salón y se sentó. Lo miré extrañada.
·        He metido la cabeza bajo el grifo. – se señaló. – No sé si habré gastado todo el agua del tanque de emergencia. Mianhae.
·        No te preocupes. ¿Gwenchanhayo? – Asintió. Cogí la taza. -  Igo. – se la tendí.
·        Gomawo. – sorbió. - mashiso.
·        Eun, ¿y la ropa?
·        La he dejado en el baño.
·        Arasseoyo. La lavaré.
Se hizo el silencio. KiJin seguía tomándose el café, el cual esperaba le hiciera recuperar los sentidos. Seguía secándose el pelo con la otra mano. Bajo sus ojos podían verse marcas de sueño. ¿Qué habría pasado realmente? Pestañeé varias veces para evitar derramar más lágrimas. A KiJin se le cayó la toalla. La recogí y me arrodillé frente a él.
·        Babo. – le puse la toalla en la cabeza y comencé a secarle el pelo.
Sinceramente, no sé cómo tuve las agallas de hacerlo, supuse que serían por las emociones del momento. KiJin me miraba fijamente y yo intentaba esquivar su mirada a toda costa. No sabría bien cómo iba a reaccionar. KiJin me puso su mano izquierda sobre mi brazo derecho y detuvo el movimiento del mismo. Lo miré. Tragué tan fuerte que hasta él sé que lo escuchó. Bajé los brazos. Su mirada iba cambiando poco a poco.
·        Gomawo. – dijo con un hilo de voz.
·        Eun. – susurré al tiempo que bajaba la mirada. De nuevo se había hecho silencio.
·        Alex.
·        ¿Si? – en sus ojos se iban formando lo que parecían gotas enormes.
·        Duele más que que te abandones, Alex. – comenzó a llorar. Acto seguido lo abracé.
·        Uljimaseyo, ¿eun? – le acariciaba la espalda. Me devolvió el abrazo, cogiéndome fuerte.
·        Nae tashiya (es mi culpa). – balbuceó. Ya no podía contenerlo más y comencé a llorar.
·        Annya … - me separé y me senté a su lado. Le cogí las manos. – Ne jalmosi aniyo (no es culpa tuya). Uljimaseyo, ¿araji?
·        Mothae…
·        ¿Museum iriseoyo? – me miró duditativamente. – nareul midoyo.
·        Nan baboya… No he podido hacer nada.
·        Cuéntamelo poco a poco.
KiJin comenzó desde el principio a contarme todo lo que había pasado. Desde el momento en que escuchó la conversación hasta el momento en que ellos mismos vieron la noticia en la televisión. Cada palabra era como un puñal. Había cosas que no entendía, que nop tenían sentido. Durante toda la narración no me soltó en ningún momento las manos, a pesar de que me estaba sudando. Las manos de KiJin eran cálias y pequeñas.
·        No puedes decirle nada a nadie. – asentí.
·        Yaksokhaeyo. – aprenté con fuerza sus manos. – Geunde… Hay muchos puntos que no entiendo.
·        Nado… si tan si quiera hubiera actuado de otra forma…
·        Yah, no te tortures de esa forma. Ya no hay marcha atrás. Hiciste lo que creiste conveniente para proteger a tus dongsaengs.
·        ¿Y de qué ha servido? Soy un fracaso como líder.
·        Annyo… Eres el mejor líder que BMS podría haber tenido. Tarde o temprano todo se resolverá, ya lo verás. – le acaricié la cara. ¿Qué estaba haciendo? – Mianhaeyo.
·        Gwenchanha. Solo quiero que volvamos a ser una familia. – no sabía qué decirle. – Hemos discutido muchas veces, pero nunca como esta vez. Museuwo (tengo miedo). – me miró. – Cuando me di cuenta de la situación… se sintió tan solitario. – comenzó a temblarle el labio.
·        Arayo…
·        Yogi appa, neomu appa. – señaló su pecho. – Es como si algo me impidiera respirar con comodidad. A veces pienso que todo hubiera sido distinto si yo no hubiera debutado con ellos.
·        ¡Yah! No lo digas ni en broma. – le golpeé.
·        Jinjjaya.
·        Eso es porque ahora no piensas con claridad. No dejes que estas emociones y el alcohol cambien tu forma de pensar. –asintió. – Y ahora a dormir, he dicho. – le señale la sábana que había en el sofá.
·        Gomawo.
·        Gureom. – me levanté, pero me retuvo.
·        Oneul bam, nan honja shipji anha.
·        Nunca estarás solo. Tienes a muchas personas que te quieren y te necesitan. – me deshice lentamente de su mano.
·        Geunde, oneul bam …
·        ¿Mwonde?
·        Nan niga piryohae.

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