CAPÍTULO 1: UN GOLPE DE SUERTE
Al fin conseguimos llegar a
nuestro destino. El viaje en avión se nos había hecho bastante largo, y con
razón, 14 horas no pasan tan rápido. Chan bajó destrozada a causa de estar
tantas horas seguidas encerrada en el mismo lugar, además de que el sonido y la
presión que producía el mismo avión al despejar le irritaban sus delicados
oídos. Seguramente os estaréis
preguntando quién es Chan. Chan, también conocida como Chantal Álvaro Teruel,
nacida el 17 de febrero de 1997, era y es una de mis mejores amigas que me
acompañó en esta enorme experiencia que duró algo más de los dos meses que
teníamos planeado. Miré hacia atrás y vi a Nere intentando mantenerse de pie al
tiempo que se tiraba a tierra y la besaba. Nerea González Gallardo es mi
hermana gemela menor, la persona que mejor me comprende y con la que comparto
todos mis sueños y aspiraciones. La pobre es acrofóbica y no pudo disfrutar del
viaje al saber que estaba sobre algo más, bastante más, de un metro de altura
por encima del suelo. Para acentuar su temor le tocó el asiento situado al lado
del ala del avión y de la ventana. Cabe mencionar que nosotras somos un año
mayor que Chan, pero aun así seguimos siendo inseparables amigas que comparten
el mismo sueño. Al llegar hasta tal
punto, habrán surgido preguntas como: “¿Cuál fue el lugar de destino?”, “¿Por
qué habéis ido las tres juntas?”, “¿Cómo comenzó todo?”, “¿Por qué solo iban a
ser dos meses?” y seguramente alguna más.
Pues poco a poco a lo largo de nuestra historia intentaremos resolverlas
hasta llegar al presente, así que les pido por favor sean pacientes.
Todo comenzó un viernes 12 de
junio. Nuestros exámenes finales de la universidad ya habían acabado y el
esperado examen de acceso a la universidad de Chan también. Al fin éramos
libres de disfrutar de nuestro verano, pero existía un pequeño inconveniente.
Exacto, el dinero. No disponíamos de gran cantidad para poder hacer todo lo que
desearíamos, así que esa misma tarde decidimos quedar con el objetivo de pensar
en posibles empleos durante el verano, que no llevasen mucho tiempo, fueran
sencillos y pagasen bien. Lo sé, es algo imposible, pero un artículo que
encontramos en Facebook nos llamó la atención. “Curso de intercambio con
estudiantes de Corea del Sur”, así se llamaba. No nos tomó más de medio segundo
el cliquear sobre él. Dentro de la
página web pudimos encontrar toda la información necesaria y perfectamente
explicada y, para variar, en todos los idiomas, incluyendo el español. Las tres
vivíamos en España.
“Se necesitan profesores particulares
para que impartan clases durante julio, agosto y mediados de septiembre para
alumnos con déficit en el colegio. Se precisan conocimientos de química,
física, matemáticas, inglés, latín, griego y biología. Aquellos que presenten
su solicitud deben ser personas de la generación de 1997 o inferiores, esto es,
que hayan conseguido graduarse de la secundaria y la preparatoria exitosamente,
por tanto, para la prescripción se necesitarán documentos que lo demuestre así
como el expediente académico que verifique que la persona se encuentra
cualificada. ¿Pero por qué personas jóvenes? Porque creemos que si los
profesores se acercan a la edad de los alumnos la confianza y amistad que
pueden entablar puede ser de gran beneficio para el transcurso del aprendizaje tanto
del alumno como del profesorado, ya que como se comenta en el título esto es un
curso de intercambio. No obstante, no lo es exactamente. El curso consiste en
lo siguiente: aquellas personas que sean escogidas para dar las clases viajarán
a Corea del Sur, al lugar que establezcan los alumnos, gratuitamente. Ellos
impartirán esas materias y a cambio recibirán un pequeño salario, suficiente
para poder disfrutar de los eventos turísticos; una casa donde instalarse y el
aprendizaje del idioma impartido por los alumnos a los que le den clase…”
El artículo era mucho más
extenso, donde explicaban como registrarse, más específicamente los requisitos
y todas esas cosas que a todo el mundo le parecen aburridas y que además no
aportan ningún tipo de información necesaria.
Nosotras mismas sabíamos que eso
era imposible y que era demasiado perfecto para ser real, pero aun así
decidimos intentarlo y probar, aunque teníamos claro que todo aquello no era
más que un mero bulo y que nos estaban timando en nuestra propia cara, pero la
ilusión de poder viajar a Corea del Sur era superior, así que decidimos hacer
la inscripción. Chan se decantó por latín y griego, mientras que Nere por
matemáticas y física, estaba claro, amaba las matemáticas, no sé qué estaba
haciendo estudiando química conmigo. Y, por último, yo decidí impartir química,
lógicamente, y biología.
Las semanas pasaron y, como no
conseguimos encontrar trabajo, decidimos disfrutar del verano con lo poco que
conseguíamos al hacerle “favores” a la familia.
Aun así eramos felices de poder disfrutarlo juntas haciendo lo que nos
gustaba. Ya creíamos que nuestras esperanzas estaban perdidas, cuando, un día,
26 de junio, se me ocurrió abrir mi Hotmail después de mucho tiempo para
ponerlo en orden y, ¿qué me encontré en el mensaje 17?
“Le informamos que las
inscripciones que hicieron para solicitar el curso de intercambio han sido
aceptadas”.
No me hizo falta leer nada más
para caerme de la cama y llamar corriendo a mi hermana y Chan para que vinieran
a mi humilde morada. A ambas se les quedó la misma expresión que a mí cuando lo
leí la primera vez.
·
¿Pero esto es enserio?- rompió el hielo Chan.
·
Supongo, ahí pone que sí.- dije.
·
Hombre las fuentes parecen fiables y todo parece
estar en orden, podemos pensarlo bien, comentarlo con nuestros padres y ya si
eso confirmar, ¿qué os parece?- dijo Nere.
·
Me parece perfecto unnie.
·
Sí…..- dije.
·
¿Qué pasa? No pareces muy convencida.- me dijo
mi hermana.
·
Es que existe un pequeño inconveniente.- me
miraron.- El plazo para confirmar acaba esta noche.
·
Tenemos tiempo, espera, ¿!queeeeeeeeeeeeé!?Unnie,
¿por qué no abriste antes el correo?
·
Yo que sé, no pensé que fueran a cogernos, no
pensé si quiera que esto fuera de verdad.
·
Vale, que no cunda el pánico, aquí pone que
podemos dejar el proyecto en cualquier momento. Sé que no deberíamos, pero toda
la información parece estar en orden y la página tiene fuentes fiables, además
de un correo y un teléfono en el que consultar las dudas…
·
Nere ya sé por dónde vas….- la miré.
·
Mian unnies, pero ya envié la confirmación.
·
¿Eh?-dijimos.- Ya no se puede hacer nada.
·
En el fondo me lo estáis agradeciendo porque
sabéis que vuestra maknae es la mejor del “mundísimo”.
·
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!-grité.
·
¿Qué pasa?- comentaron.
·
Podéis coger galletitas y rajaros ya.
·
No entiendo nada, unnie, ¿tú la entiendes?- Nere
negó con la cabeza.
·
Hemos sido aceptadas en el programa de “after
school”.
·
….
·
¿Chan? ¿Ne?
·
….
·
¿Me he quedado sola?
·
Yo creo que tú aun no has caído de tu nube y no
te has dado contra la realidad. Uno, nos vamos a ir a Corea y dos, vamos a ver
y a hablar vía webcam con uno de nuestros grupos favoritos.- en verdad no había
caído en ello.
·
Oh Dios mio…
·
….
·
Chan sigue perdida.- comenté con una expresión
en blanco.
·
…Unnies…
·
¿Si?- dijimos.
·
Si me disculpáis voy a acabar con mi vida,
enseguida vuelvo.- dijo caminando temblando hacia la ventana de mi habitación.
·
¿Dónde te crees que vas?- preguntó Nere.
·
A comprobar si se trata de un sueño o no.- le
pegué un pellizco en el moflete.- ¡Aish!
·
Ale, ya sabes que es real.
·
OH DIOS MIO….HANSOL….HIME-SAMA….DK….OH DK…, lo
dicho, voy a acabar con mi vida.
Y así seguimos hasta que
conseguimos asimilar ambas noticias recibidas. Tras confirmar ambas peticiones
tuvimos que hablar con nuestros padres para informarles de lo sucedido y esperar
un poco de comprensión por parte de ellos. Obviamente no la tuvimos. Intentaron
detenernos por todos los medios posibles, pero nosotras de verdad queríamos
hacerlo. Finalmente, y tras mucho discutir y gracias a la ayuda de la madre de
Chan, dieron su brazo a torcer y nos dieron permiso para coger el avión y
llegar a Corea el día 1. El avión lo cogeríamos a las 5 de la mañana y nos
dejaría en el aeropuerto de Seúl, de donde un taxi nos llevaría a nuestro
destino, un pueblo que apenas nadie conocía y que disponía de muy pocos
habitantes a las afueras de Busan.
Debido al cambio horario
estábamos algo desubicadas, llegamos algo más de las 12 de la noche al
aeropuerto donde un enorme cartel nos esperaba. Puesto que no teníamos mucha
confianza de que todo aquello fuera de verdad, llevábamos en el bolso spray
anti violadores, además de un bate de béisbol en una de las maletas en caso de
que tuviéramos que huir. No obstante, una amable mujer fue quien vino en
nuestra busca. Lo más sorprendente fue encontrar el cartel escrito en
castellano. Seguramente aquella mujer era traductora e intérprete. Sin ningún
tipo de comentario nos llevó hasta nuestro destino. Aquel lugar era precioso.
Todas las casas que se encontraban a los alrededores eran tradicionales, pero
lo suficientemente grandes como para confundirlas con una mansión. Y el email
tenía razón, no había mucha población; sin embargo, durante el trayecto pudimos
ver que no muy lejos de nuestro destino había un pequeño supermercado. Aquella
mujer nos ayudó a bajar nuestras pertenencias y a introducirlas en la casa
cuyas llaves nos había entregado ella misma. Todo cada vez era más extraño. Y
sin decir nada, tan solo dirigiéndonos un pequeño saludo, se fue por donde
llegó.
·
¿Pero qué cojones es esto?- comenzó Chan.
·
¿Eh? No entendemos.- dije.
·
Que no, que no, que esto es muy perfecto. ¿Habéis visto el baño? O sea es como toda mi
casa. Oídme bien, son la una de la mañana del día 1 de junio de 2015, me da
exactamente lo mismo morir asfixiada, pero hoy dormimos con todo cerrado, no me
fio ni de mi sombra.
·
Dongsaeng relájate. Si nos van a matar lo van a
hacer igual, porque juegan con ventaja. Tendrán copias de todas las llaves de
la casa.
·
Ale, que durmáis bien, me voy al jardín de la
casa del vecino, yo creo que allí es más seguro.
·
Chan, si quisieran hacernos algo yo creo que ya
lo hubieran hecho. Vamos a dormir al menos algunas horas, que la cita es mañana
a las 5 de la tarde y aún tenemos muchas cosas que hacer y preparar.- apareció
Nere.
·
Si es que no sé qué hago aquí.
·
Chan, pues cumplir tu sueño de venir a Corea del
Sur y encima gratis.- la animé.
·
¿Qué? Eso sí unnie, me refiero a yo dando
clases. ¿Cómo voy a explicar no uno, sino dos idiomas muertos, si mi nivel de
inglés es cero? ¿Hola? ¿Holigüis? Impossible, imposible~
·
Jajajajaja.- reimos.
·
Pues tendrás que prepararte bien las clases o
darlas en coreano, que para algo lo estuvimos estudiando.- dijo Nere.
·
¿Os estáis escuchando? Que solo llevamos 3 meses
estudiándolo y nunca hemos tenido una conversación con un nativo. Tenedlo
claro, después de la primera semana o me echan o he dimitido, he dicho.
·
Eso es cierto, pero ellos también nos ayudaran
con el coreano, es solo probar, sino siempre podemos volver a casa, pero al
menos habremos cumplido nuestro sueño.- Chan tenía razón, nunca habíamos
hablado con nadie.
·
Bueno, ya seguiremos después de haber dormido,
que yo, por lo menos ya no puedo más.- zanjó Nere.
En la casa había habitaciones
para todas y alguna más. Cada una eligió la que más le gustó y se instaló lo
más rápido que pudo. Yo, únicamente, adapté mi móvil y saqué la ropa que me
pondría al día siguiente, así como los instrumentos de mi higiene personal, el
resto lo dejé en las cajas. Después de poner la alarma a las 10, me tumbé en la
cama y el cansancio hizo solo su trabajo.
Me levanté algo más pronto de las
10 a causa de los gritos que pegaban mi hermana y Chan. ¿Qué estaban haciendo
tan temprano? Bajé las escaleras y vi que el equipo de música estaba encendido
y con un volumen sobrehumano. Todo tenía sentido.
·
Buenos días dormilona.- dijeron.
·
Os odio.- dije con una sonrisa.
·
Ve a desayunar, arréglate y ponte a desempacar
ya con nosotras, que la casa no se va a quedar perfecta con una hora.- ordenó
Nere.
Desayuné un vaso de leche, no me
apetecía nada, solo mi cama, pero no me dejaban. Fui al baño de mi dormitorio,
sí, cada habitación tenía su propio baño, y lavé mi cara y dientes. Puse las
lentillas en mis ojos y guardé las gafas, cepillé mi pelo y me puse el conjunto
que dejé preparado.
Bajé las escaleras de nuevo y
encendí el aire acondicionado al tiempo que dejaba caer gotas de colonia para
que el aire me rociara. No podía permitir pasar calor.
Tras bajar me uní a Chan y Nere
quienes parecían muy concentradas en lo que hacían. Desempaquetar todas las
cajas no iba a ser tarea fácil, pero aun así debíamos hacerlo, la casa no iba a
emparejarse sola. Sin darnos cuenta, llegó la hora de comer y no teníamos nada,
así que como unnie, me ofrecí voluntaria para comprar la comida.
Así comenzaba mi enorme aventura
en un mundo totalmente nuevo y del que desconocía prácticamente el idioma, por
suerte, contaba con mi aplicación del móvil en la que tenía las expresiones y
oraciones básicas para poder sobrevivir. El verdadero reto comenzaba ahora,
encontrar el camino al supermercado, volver a casa a tiempo y no perderme. Cabe
mencionar que el menor de los problemas era el dinero, pues las tres contábamos
con nuestra tarjeta de crédito, además por aquel entonces el euro era superior
al won, moneda coreana. Recodaba vagamente el camino que habíamos seguido con
el coche horas atrás, pero las calles eran todas iguales. Decidí tomar el camino recto que salía desde
nuestra casa. Yo no era, ni soy, muy de preguntar, pero deseaba ver a alguien y
obtener información, de lo contrario me deshidrataría durante la importante
misión. El sol acentuaba con toda su fuerza y mi cuerpo lo estaba empezando a
notar. El calor de allí no era como el de España, era peor, hacía mucho más, a
excepción de las noches. Notaba como el sudor comenzaba a caer por mi frente,
eso era la peor de las señales pues no soy una persona que sude, únicamente mis
manos, aunque de momento estaban aguantando bastante bien.
Verdaderamente no sabía a dónde
iba, estaba a punto de desistir, cuando vi que del cruce que tenía enfrente pasó
una persona corriendo. Mi salvación, pensé. Me disponía a hacer lo
inimaginable, exacto, correr para alcanzarlo. Comencé a mover mis piernas más
deprisa, tal como hacía antaño en atletismo, al tiempo que sujetaba con dos mis
manos la falda por detrás para que no se levantara. Ya casi estaba llegando al
cruce, solo debía girar hacia la izquierda y mi sufrimiento acabaría, pero no
se dio como esperaba. Cuando me disponía a doblar vi cómo se me abalanzaba una
persona corriendo, era demasiado tarde para que alguno de los dos pudiera
evitar el choque. Lo único que pude hacer fue cerrar los ojos. Noté cómo mi
hombro izquierdo me crujía al caer prácticamente todo mi peso y el de aquella
persona sobre él. Fue un golpe seco y que nunca podré olvidar. La cosa no podía ir a mejor, por suerte no me
golpeé la cabeza.
·
Jogyeo, ¿¡gwenchanha!?- dijo una voz
desconocida.
Abrí los ojos lentamente. Tenía
sobre mí a una persona tirada intentando levantarse, seguro que él también se
sorprendió. Nuestras miradas se cruzaron por un segundo. Afilados y profundos
ojos. No pude ver nada más, llevaba una mascarilla, tampoco tenía curiosidad. A
mí alrededor, vi al hombre que recientemente había hablado, el hombre al que
perseguía con el fin de obtener información. Se agachó y levantó a su amigo y
se me acercó, llevaba unas gafas de sol y el cabello recogido en una cola alta,
parecía apuesto.
·
Neon, jogyeo, ¿¡gwenchanha!?- repetía.- Yah,
hangugeo annyago saengakae, ¿ottokhae?- le decía a su compañero.
·
Are you okay?- dijo el hombre con el que choqué.
·
Nan…- me senté de rodillas en la calle.-
gwenchanha.
·
¿Jongmal?- me tendió su mano el hombre de
cabello largo.
·
Dee, gomawo.-me levanté con su ayuda del suelo.
·
Mianhaeyo, sangcheoleul uimihaji anha. (Lo siento, no
pretendía hacerle daño).
·
Gwenchanha, geongjong mal (no se preocupe).
·
¿Jongmal gwenchanha? Hinduroso. Yah, discúlpate
apropiadamente.- le decía a su compañero.
·
Jeongmal joesonghabnida. – dijo mientras agachaba su cabeza.
·
No es necesario, nan jinjja gwenchanha.- miré su mano.- Omo,
te sangra la mano, ¿gwenchanha?
·
¿Dee?
·
Son (mano).- se la miró.- ¿apeum annya?
·
No me había dado cuenta.
·
Gidaryeo.-dije.- iko.- le di un pañuelo de tela.- así podrás
lavar la herida.
·
Gomawo.
·
¿Puedo hacerles una pregunta?- dije.
·
Dee.-dijeron.
·
¿Podrían indicarme como llegar al mercado?
·
Dee, si sigue recto y en el siguiente cruce dobla a la
derecha podrá verlo.
·
Jeongmal gamsahabnida, geureseo, halgoya. Annyong hanaseyo.-
agachamos nuestras cabezas.
Gracias a las indicaciones de
aquellos dos hombres conseguí llegar a mi destino y comprar tres paquetes de
ramen instantáneos. El mercado estaba bastante cerca de casa, nunca entendí por
qué no fui capaz de encontrarlo por mi propia voluntad. Al llegar a casa recibí
una batería de preguntas.
·
Hombre, unnie ya era hora que te fuiste hace más
de 40 minutos y el mercado no está precisamente muy lejos.
·
Lo siento Chan, tuve un pequeño contratiempo.
·
¿Qué clase de contratiempo?
·
No sabía exactamente hacia donde iba.
·
A la aventura.- apareció Nere.- menos mal que
tienes móvil con el que comunicarte que sino te perdemos y no nos damos ni
cuenta.
·
Mianhae, no volverá a pasar.
·
Eso espero, esto no es lo que nos creemos, no
conocemos nada, ni el idioma, no podemos ser imprudentes, ¿arasseo? Al menos
trajiste la comida.
·
Deee, compré ramen instantáneo.
·
Unnie, ¿te ha pasado algo?- me preguntó Chan.
·
¿Naega?- asintió.
·
Te sangra el codo izquierdo.
·
¿Jongmal?- ambas asintieron- tuve un pequeño
incidente, pero nada grave, no sabía qué me había herido si quiera.
·
Debes ser más cuidadosa unnie.-concluyó Chan.
Nos hicimos el ramen y en comer
nos sentamos en el sofá de la casa a modo de descanso. Eran las cuatro de la
tarde. En una hora debíamos estar en la dirección indicada para presentarnos
ante nuestros supuestos alumnos. A ninguna le hacía especial ilusión.
·
Debemos pensar en ir preparándonos por si
tenemos dificultades a la hora de encontrar la dirección.- dije.
·
¿No quieres volver a experimentar la misma
aventura?- Nere molestaba.
·
Calla.- la miré.
·
A ver dame los papeles.- se los di.- Toma Chan,
mira tú este.
·
Unnie, no entiendo nada, está todo en inglés.-
O.O T.T
·
Que faena, ya podrían ponerlo en nuestro idioma
que no les cuesta nada.- me lamenté.
·
A ver no os desaniméis antes de tiempo, en pocas
palabras dice que hoy solo nos presentaremos a ellos y que los evaluaremos para
saber el nivel que tiene cada uno…
·
¿Cada uno? ¿Pero cuántos son?- interrumpí.
·
Seis, creo, continuo…
·
Dios si me agobio con una persona….
·
Relájate y déjame terminar. Eso, saber el nivel
más o menos de cada uno para saber dónde centrarnos. Además un notario nos
registrará y nos dará nuestros papeles de estancia y documentos personales
necesarios, vamos hoy va a ser una clase como nosotras decimos “light”.
·
¿Cómo se supone que los tengo que evaluar?
¿Centrarme en sus carencias? Pero si no sé ni las que tengo yo.- se angustió
Chan.
·
Estoy rodeada de incompetentes.- bromeó Nere.-
Por cierto inútil hermana la dirección indicada es la de la casa del al lado.-
sonrió con superioridad.- Me voy a preparar mis cosas, no vemos a las cinco
menos cuarto en la puerta.
Cada una fue a su habitación a
preparar cómo evaluar a los alumnos. Al final todas nos decidimos por pruebas
con pocas preguntas donde se pedían los conocimientos básicos de cada
asignatura una vez acabado un curso. Aproveché el momento para curar mi herida
del codo. Le puse una pequeña gasa para que no se infectara, aunque me
preocupaba mucho más mi hombro. El hematoma que se había producido era bastante
notorio, no me atrevía ni a tocarlo.
Bajamos puntuales las escaleras.
Nere cerró la puerta con llave y juntas pusimos camino hacia la casa,
literalmente, de al lado. Íbamos a llegar puntuales, que orgullosa estaba.
Todas estábamos muy nerviosas, me sudaban las manos como nunca, aquello parecía
el río Amazonas en plena tormenta. Tocamos el timbre y un hombre mayor nos
recibió y nos llevó hasta una sala donde nos pidió que esperásemos.
·
Estoy muy nerviosa unnie’s.
·
Nado.-dijo Nere.
A mí no me salían ni las
palabras. Miraba, mi maletín, preocupada de que se me quedara pegado por el sudor.
De repente de detrás de nosotras apareció aquel hombre.
·
Ya pueden entrar.
·
Abre la puerta tú lidah.- bromeó Chan.
·
Solo soy la lidah cuando os interesa.- dije
indiferente.- Arasseo.
Las manos me temblaban. No
entendía por qué estaba tan nerviosa, ya había dado clases antes, no de manera
seria, pero las había impartido. Con
poca confianza giré el picaporte y abrí la puerta y con los ojos cerrados me
adentré a aquella habitación dejando atrás a mi hermana y Chan. Abrí los ojos
para seguir caminando, debía parecer imbécil, di un paso al tiempo que
levantaba mi mirada para ver a los estudiantes. Me paré en seco y mi maletín
cayó al suelo.
·
¡Auch! Unnie, ¿por qué te has parado de golpe?-
preguntó una confusa Chan a mis espaldas.
·
¿Qué pasó?- apareció Nere.
Solo podía mirar al frente. Les
hice una señal a ambas con la mirada para que la dirigieran al frente.
·
Ah, hola Seventeen.- dijo Chan.-
¿¡Cómooooooooooooooo!? ¿¡Queeeeeeeeeeeeeeé!? ¡¡SEVETEEN!!
·
Se-se-se…-Nere tenía la mirada perdida.
Todo aquello apenas tomó seis
segundos aunque para mí fueron una eternidad. Volví a levantar la cabeza para
confirmar lo que mis ojos veían, aunque el sonido seco de Chan cayendo de
espaldas y la velocidad de Hansol para evitar que se golpeara la cabeza, me lo
demostraron. Al mismo tiempo JeongHan y Joshua entraban por la puerta que
teníamos en frente. Dirigieron su mirada hacia nosotras con una expresión algo
extraña.
·
¿Neon?- dijeron mirándome, creo.
·
¿Naega?- dije.
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