CAPÍTULO 10: LA PRIMERA DISCUSIÓN.
Abrí mis ojos, las 10 de la
mañana, genial. Entré muy sigilosamente a la habitación de HyunJo, ¿de verdad
vivía ahí un hombre? Todo estaba perfectamente recogido y emparejado, tanto
orden me daba miedo. Me fijé en unas cajas que tenía encima del escritorio como
si hubiera trabajado con ellas, tiempo después descubriría qué eran y su
significado. Me acerqué cuidadosamente a su cara, y cuando ya estuve lo
suficientemente cerca grité:
• ¡Huang
HyunJo, despierte si no quiere ser arrestado!
• ¡Aaaaaah!
Agente por favor no me detenga, soy muy joven.
• Jajaja
merong, baaaboo. – no podía aguantar la risa.
• ¡¿Quieres
matarme del susto?!
• Jaja,
mian. Pero es que habías quedado conmigo para ir de compras. Me prometiste
aconsejarme.
• Pero
habíamos quedado a las 10:30 y no son ni las…mierda, ¿ya son las 10:05?-
asentí.- ¿Cómo es posible? Si hace nada que me he acostado.
• Eso es
porque anoche seguramente no pudiste dormir a causa de los nervios. Venga
levántate y vístete. Yo también voy a arreglarme.
• Anoche
estuve haciendo cosas importantes.- miró hacia el escritorio.- Vale, vale. ¿Y
mi desayuno? Tengo hambre.
• En la
cocina preparado. Pone tu nombre y todo. Bueno te dejo solo, annyong.
Me
vestí y peiné lo más rápido que pude. Me puse una falda de vuelo rosa pálido,
sí una falda. Si tenía que probarme disfraces ir en falda era mucho más fácil.
Me puse un jersey de lana gris y negro y
unas botas negras y como no mi preciada chaqueta negra. Quise ponerme un
gorrito, pero HyunJo no me dejó, dijo que solo sería un incordio. Salimos de
casa a las 10:45. Dejé que HyunJo me guiase, ya que yo apenas conocía cuales
eran las mejores tiendas. De camino a la tienda HyunJo me dijo:
• ¿Has
avisado ya a KiMin?
• Lo he
intentado antes, pero no me cogió el teléfono.
• Prueba
ahora, a ver.
• Está bien-
marqué el número.- Nada, sin respuesta. En fin lo intentaré más tarde y si no
pues puedes darle su invitación a tu novio, no creo que a ellas les importe.-
menos mal que me dijo que lo llamase siempre que lo necesitara.
• Ya me
gustaría a mí que él viniese, pero esta semana está fuera de la ciudad por
motivos familiares.
• Vaya, es
una lástima. Entonces se la devolveremos a ellas.
• Está bien.
Oh ya hemos llegado, es aquí.
La
tienda no estaba muy lejos de casa. Se llamaba YourStyle, era únicamente una tienda de disfraces. Miré a mí
alrededor. Conocía ese lugar, fue donde me choqué con aquel hombre, qué
recuerdos me traía. Instintivamente me fui al lugar exacto de la caída, no sé
por qué. Tal vez porque deseaba que volviese a pasar o simplemente porque
esperaba encontrar ahí el pañuelo que perdí. Se notaba tan cercano ese día.
Cerré mis ojos y volví a él. Parecía tan real, como si no fuese un solo
recuerdo. Acto seguido HyunJo me agarró del brazo y me introdujo al interior de
la tienda, desvaneciendo mi agradable fantasía. Tenía que dejar de darle
vueltas al dichoso temita. HyunJo fue cogiendo numerosos y voluminosos trajes y
los fue acumulando en una especie de cestita. No pretendería qué me probase
todos esos disfraces o ¿sí? Lo dejé tranquilo en su mundo, se notaba que
disfrutaba, de nuevo me gustó verlo así. Me fui a pasearme tranquilamente por
la tienda. Todos los disfraces me parecían demasiado ostentosos para mí. Yo
quería algo sencillo, normalito, con el que no se llamase la atención. Que
difícil iba a ser encontrar uno para mí. Efectivamente HyunJo me hizo probar
todos y cada uno de los disfraces que había elegido. Cada uno era peor que el
otro.
• HyunJo ¿no
has cogido nada que no sea tan… llamativo?
• ¿Cómo que
llamativo? Yo lo veo bien, más o menos.
• ¿En serio?
Si llevo medio culo fuera, por no hablar de la delantera…
• Eso es
porque no es de tu talla. El traje es perfecto.
• Eso has
dicho de los 15 anteriores. Es que conforme avanzamos son peores. ¿No tienes en
cuenta lo que te digo? – Me enseñó el siguiente.- No pienso probármelo. Es
horrible, es peor incluso que el anterior.
• ¿Perdón?
¿Estás cuestionando mi sentido de la moda? Tendré yo ahora la culpa de que la
modelo no valga.
• ¿Cómo? –
no me creía que lo hubiese dicho- Si eres tú que te dije que buscases algo
sencillo y me buscas lo más ostentoso y horrible que encuentras. No vamos a una
fiesta de Halloween ¿sabes?
• Yo he
cogido lo que me ha parecido que te quedaría mejor, pero ahora entiendo porque
no te queda bien. Ya sé que no es de Halloween, ese disfraz lo llevas puesto
todo el año.
• No me creo
que me hayas dicho eso. Pues si de
normal doy miedo imagínate si me pongo algún disfraz de los que has escogido.
No quiero parecerme a ti.
• Pues
créetelo, te lo estoy diciendo. Y luego te preguntas que por qué no te coge el
teléfono KiMin.
• Mira estoy
cansada, me voy primero a casa.- me quité el disfraz.
• Alex…
Salí
de la tienda lo más rápido que pude. Quería estar sola y lejos de él. Corrí
hacia un parque que estaba lo suficientemente lejos de casa y de la tienda. Me
senté en un banco. Se me contrajo el corazón, no iba a llorar, no iba a
permitir que sus palabras me afectasen, odiaba mostrar mis sentimientos, pero
mi corazón no obedecía. Comenzaron a caerme lágrimas a las manos. ¿Cómo había
sido capaz de decirme eso? Sé que yo también me había pasado, pero… No me
esperaba que eso me lo dijera precisamente él. Necesita desahogarme con
alguien. Cogí el teléfono, genial mi fondo de pantalla era una foto mía con él.
Llamé a KiMin, “teléfono apagado o fuera
de cobertura”. ¿Por qué nunca me lo
cogía? ¿Para qué me dijo entonces que lo llamara cada vez que lo necesitara?
Pues ahora te necesito y no estás aquí. Intenté llamar también a mi hermana y
Gabri, pero ninguna de las dos respondía. Me sentía tan sola, no sabía qué
hacer. Me quedé sentada en aquel banco hasta que mis lágrimas consiguieron
secarse. Para cuando eso sucedió ya
habían pasado varias horas. Pasé la tarde deambulando por las calles de Seúl e
intentando conectar con mis amigas. Cuando ya no sabía qué más hacer decidí
volver a casa, además ya era tarde. ¿Estaría HyunJo todavía despierto? No sabía
cómo mirarlo a la cara. Entré muy sigilosamente. La casa estaba en silencio,
supuse que estaría durmiendo. Fui directamente a mi habitación. Estaba muy
cansada, los ojos me pesaban y escocían. Pero algo en ella no estaba igual.
Sobre la cama había una caja enorme. ¿No habrá sido capaz de empaquetar todas
mis cosas? Me alteré. La abrí rápidamente. Había una especie de papel rosado
que ocupaba toda la cavidad. Había una nota: “Mianhae, no pretendía herir tus sentimientos. Sabes que de verdad
no siento eso ¿verdad? Aunque nunca te lo demuestre, eres muy importante para
mí. Abre el paquete, estoy seguro que te sentirás mejor cuando veas lo que hay
dentro. Saranghae.”. Lo desenvolví, comencé a llorar de nuevo. De repente noté
como alguien me abrazaba por detrás.
• Jinjja mianhae.
–me giré y le devolví el abrazo.
• Es
perfecto, tengo muchas ganas de ponérmelo. Gracias. Yo también te quiero mucho.
Nos
abrazamos durante unos hermosos minutos, hasta que nuestras lágrimas se secaron
por completo.
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