domingo, 2 de julio de 2017

Rozando el cielo

CAPÍTULO 29: CORAZÓN ROTO

¿Qué hacía aquí HyunJo? ¿No se supone que iba a pasar la noche con su novio? Tenía entendido que se quedaba a dormir en casa de sus padres. Iba a volver al día siguiente. No entendía por qué había vuelto tan pronto. Parecía enfadado y triste. ¿Qué le pasaría? ¿Le habría ocurrido algo? ¿No lo dejaría su novio plantado?
       Alex, ¿me vas a contestar?
       ¿Eh? Dee, estrenar el regalo que me hiciste.- KiJin nos miró.- Volví a componer una nueva canción con él.- lo señalé.
       Ya veo. Siento mis modales, encantado de conocerte, soy HyunJo, el propietario de la casa.- se acercó a KiJin.
       Dee, igualmente.-dijo mientras ambos se hacían una reberencia.
       Alex me ha hablado mucho de ti, espero que seas tan bueno como dice.- me acarició la cabeza.- Gracias por cuidar de ella.
       Dee.- dijo con un hilo de voz- No te preocupes, en la MS todos la apreciamos y cuidamos con mucho cariño.
       Eso me ha contado varias veces, gracias por cumplirle un sueño.- ¿qué acaba de decir?
       ¿Eh?
       Siempre quiso ser compositora y parece que gracias a ti cada día mejora más, conocer y entrar en la MS era un sueño muy preciado por ella y conoceros también. Gomsamida, además...
       ¡HyunJo!- lo detuve, ¿qué iba a decir? No me fiaba. Me miraron.-Esto, ¿por qué volviste tan pronto?- me ignoraron.
       Veo que la conoces muy bien, annyibnmida. Bueno entonces yo me retiro ya, me deben de estar esperando.
       Dee, es mi mejor amiga. Cuídala cuando vuelva algún día a la compañía. Annyeong.
KiJin me dirigió una mirada a modo de despido y se fue. A pesar de que me había estropeado un momento muy bonito con KiJin, de verdad quería saber qué le había sucedido. Lo notaba extraño. Normalmente no actúa de una manera tan formal con las personas, suele bromear o meterse conmigo. Se sentó en el sofá y se quitó la corbata.
       HyunJo, ¿por qué has llegado tan pronto?
       Ahora no me apetece hablar, ¿qué son esas bolsas?-las señaló.
       Omo, son los regalos que me trajeron mi hermana y Gabriela, me había olvidado.
       ¿Por qué no los abres mientras yo me ducho?
       Dee.
HyunJo se levantó y se dirigió hacia el baño, estaba preocupada, lo notaba muy apagado. Intentaría hablar con él más tarde. Por lo pronto cogí las bolsas y me fui a mi habitación a abrirlas, pero antes, entré a la habitación de HyunJo y le dejé mi regalo.
 Primero cogí la de Gabriela. ¿Qué me habría comprado? Lo abrí rápidamente, tenía mucha curiosidad. El primer regalito era algo pequeño. Al terminar de abrirlo pude comprobar que se trataba de un bolso en forma de manzana muy parecido al que KiJin tenía en forma de piña. Lo abrí, dentro llevaba una nota: " Sé que te hacía mucha ilusión tener algo que te recordase a él. Cuando veas el bolso recuerda hasta donde has llegado ya. Te quiero mucho." Me encantó, sabía justo lo que quería. Fue un gran regalo que utilicé constantemente, la llamé SooNe a la manzanita, combinación de SooRi y NeRa. Abrí el segundo, era un poco más grande. También me hizo mucha ilusión, era una falda granate de tubo. Gracias, gracias, de verdad, que me hacía mucha falta, mi ropa estaba empezando a escasear.
 Cogí el de mi hermana, ¿qué habría escogido este año? Era pequeño y tenía forma rectangular, un libro, pensé, pero tenía un bulto en el centro. ¿Llevaría algo dentro? Lo abrí y reí. Era la foto que nos hicimos todos juntos el día que fui por primera vez a la compañía enmarcada. Llevaba un sobre con algo en su interior. Lo abrí. Dentro llevaba una nota y algo más: "Dongsaen, jinjja mianhae, pero mi regalo tendrá que esperar un poco más, gidaryeo ¿araji? De momento te doy un adelanto. Sarang." El sobre también llevaba un collar, el mismo collar que llevaban ellas. ¿Ottokhae? Tenía forma de corazón y dentro llevaba una foto de las tres, por detras llevaba grabado: "por un futuro juntas, SSG yonghwoni". Me lo coloqué inmediatamente. Combertí aquel trozo de metal en uno de mis grandes tesoros que tiempo después perdería de una manera inesperada y recuperaría.
Debido a mi felicidad me olvidé por completo de HyunJo, lo sé, lo sé, fui una mala amiga. Me tumbé en mi cama a dibujar y escribir todo lo que me había sucedido. Había sido un día muy largo y mi cabeza estaba abarrotada. Yo creo quu todavía no había asumido todo lo pasado. Me notaba muy tranquila. En el fondo me gustaría haber descubierto que era lo que quería preguntarme KiJin. No entendí su comentario de aclararse, ¿hacía referencia a la música? Por lo menos había recibido el mejor de los regalos. Un beso en la mejilla de KiJin era suficiente, no había que esperar más, no había que ser codiciosa. Al recordarlo me entro calor y dejé de pintar y me tumbé y tapé hasta la cabeza para relajarme hasta que me quedé dormida.
Tiempo después, me desperté, pues comencé a escuchar ruidos extraños provenientes del salón, eran como gemidos. Miré el reloj eran las cuatro de la madrugada. ¿Sería un ladrón? Me entró el pánico. Me levanté sigilosamente y cogí lo único que tenía a mano, mi último lienzo. Seguro que con eso le haría mucho daño, seguro. Abrí mi puerta y fui muy despacio y en silencio hasta el salón. Genial, la puerta estaba abierta así no haría ningún ruido. Vi a lo lejos, sentado en el sofá, una sombra y una forma. Mierda, olvidé, con las prisas, coger las gafas, no veía nada. Aquella sombra parecía concentrada mirando algo, además hacía unos ruidos extraños. Me acerqué hasta que estuve lo bastante cerca para golpearlo.
       ¡No te escaparás!-grité.
       ¡Aaaaah! ¿Quieres matarme del susto?- era HyunJo, apenas le veía la cara.
       ¿Eras tú? Y yo sufriendo. Esto, ¿te has resfriado? Te noto la voz algo tomada.- seguía sin verlo.
       ¿Eh? Deee.
       Déjame tomarte la temperatura.
       Anny, gwenchanha.
No le hice caso y busqué su cara con mis manos.
       Omo, ¿estás sudando? Tu temperatura parece normal. - toqué de nuevo sus mofletes.- HyunJo de casualidad....
Y sin poder terminar la frase HyunJo se abalanzó sobre mí y me abrazó posando su cabeza en mi hombro. Inconscientemente comencé a darle palmaditas en la espalda y a acariciarle la cabeza. Ahora comprendía los extraños ruidos.
       G-o-o-ma-w-o-o. Hice lo correcto.
       Dee

Continué junto a él, en silencio, dándoles ligeras palmaditas como una madre da a su hijo hasta que sus lágrimas se secaron y se quedó durmiendo en mi regazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario