CAPÍTULO 29: CORAZÓN ROTO
¿Qué hacía
aquí HyunJo? ¿No se supone que iba a pasar la noche con su novio? Tenía
entendido que se quedaba a dormir en casa de sus padres. Iba a volver al día
siguiente. No entendía por qué había vuelto tan pronto. Parecía enfadado y
triste. ¿Qué le pasaría? ¿Le habría ocurrido algo? ¿No lo dejaría su novio
plantado?
•
Alex, ¿me vas a contestar?
•
¿Eh? Dee, estrenar el regalo que me hiciste.-
KiJin nos miró.- Volví a componer una nueva canción con él.- lo señalé.
•
Ya veo. Siento mis modales, encantado de conocerte,
soy HyunJo, el propietario de la casa.- se acercó a KiJin.
•
Dee, igualmente.-dijo mientras ambos se hacían
una reberencia.
•
Alex me ha hablado mucho de ti, espero que seas
tan bueno como dice.- me acarició la cabeza.- Gracias por cuidar de ella.
•
Dee.- dijo con un hilo de voz- No te preocupes,
en la MS todos la apreciamos y cuidamos con mucho cariño.
•
Eso me ha contado varias veces, gracias por
cumplirle un sueño.- ¿qué acaba de decir?
•
¿Eh?
•
Siempre quiso ser compositora y parece que
gracias a ti cada día mejora más, conocer y entrar en la MS era un sueño muy
preciado por ella y conoceros también. Gomsamida, además...
•
¡HyunJo!- lo detuve, ¿qué iba a decir? No me
fiaba. Me miraron.-Esto, ¿por qué volviste tan pronto?- me ignoraron.
•
Veo que la conoces muy bien, annyibnmida. Bueno
entonces yo me retiro ya, me deben de estar esperando.
•
Dee, es mi mejor amiga. Cuídala cuando vuelva
algún día a la compañía. Annyeong.
KiJin me
dirigió una mirada a modo de despido y se fue. A pesar de que me había
estropeado un momento muy bonito con KiJin, de verdad quería saber qué le había
sucedido. Lo notaba extraño. Normalmente no actúa de una manera tan formal con
las personas, suele bromear o meterse conmigo. Se sentó en el sofá y se quitó
la corbata.
•
HyunJo, ¿por qué has llegado tan pronto?
•
Ahora no me apetece hablar, ¿qué son esas
bolsas?-las señaló.
•
Omo, son los regalos que me trajeron mi hermana
y Gabriela, me había olvidado.
•
¿Por qué no los abres mientras yo me ducho?
•
Dee.
HyunJo se
levantó y se dirigió hacia el baño, estaba preocupada, lo notaba muy apagado.
Intentaría hablar con él más tarde. Por lo pronto cogí las bolsas y me fui a mi
habitación a abrirlas, pero antes, entré a la habitación de HyunJo y le dejé mi
regalo.
Primero cogí la de Gabriela. ¿Qué me habría
comprado? Lo abrí rápidamente, tenía mucha curiosidad. El primer regalito era
algo pequeño. Al terminar de abrirlo pude comprobar que se trataba de un bolso
en forma de manzana muy parecido al que KiJin tenía en forma de piña. Lo abrí,
dentro llevaba una nota: " Sé que te hacía mucha ilusión tener algo que te
recordase a él. Cuando veas el bolso recuerda hasta donde has llegado ya. Te
quiero mucho." Me encantó, sabía justo lo que quería. Fue un gran regalo
que utilicé constantemente, la llamé SooNe a la manzanita, combinación de SooRi
y NeRa. Abrí el segundo, era un poco más grande. También me hizo mucha ilusión,
era una falda granate de tubo. Gracias, gracias, de verdad, que me hacía mucha
falta, mi ropa estaba empezando a escasear.
Cogí el de mi hermana, ¿qué habría escogido
este año? Era pequeño y tenía forma rectangular, un libro, pensé, pero tenía un
bulto en el centro. ¿Llevaría algo dentro? Lo abrí y reí. Era la foto que nos
hicimos todos juntos el día que fui por primera vez a la compañía enmarcada. Llevaba
un sobre con algo en su interior. Lo abrí. Dentro llevaba una nota y algo más:
"Dongsaen, jinjja mianhae, pero mi regalo tendrá que esperar un poco más,
gidaryeo ¿araji? De momento te doy un adelanto. Sarang." El sobre también
llevaba un collar, el mismo collar que llevaban ellas. ¿Ottokhae? Tenía forma
de corazón y dentro llevaba una foto de las tres, por detras llevaba grabado:
"por un futuro juntas, SSG yonghwoni". Me lo coloqué inmediatamente.
Combertí aquel trozo de metal en uno de mis grandes tesoros que tiempo después
perdería de una manera inesperada y recuperaría.
Debido a
mi felicidad me olvidé por completo de HyunJo, lo sé, lo sé, fui una mala
amiga. Me tumbé en mi cama a dibujar y escribir todo lo que me había sucedido.
Había sido un día muy largo y mi cabeza estaba abarrotada. Yo creo quu todavía
no había asumido todo lo pasado. Me notaba muy tranquila. En el fondo me
gustaría haber descubierto que era lo que quería preguntarme KiJin. No entendí
su comentario de aclararse, ¿hacía referencia a la música? Por lo menos había
recibido el mejor de los regalos. Un beso en la mejilla de KiJin era
suficiente, no había que esperar más, no había que ser codiciosa. Al recordarlo
me entro calor y dejé de pintar y me tumbé y tapé hasta la cabeza para relajarme
hasta que me quedé dormida.
Tiempo
después, me desperté, pues comencé a escuchar ruidos extraños provenientes del
salón, eran como gemidos. Miré el reloj eran las cuatro de la madrugada. ¿Sería
un ladrón? Me entró el pánico. Me levanté sigilosamente y cogí lo único que
tenía a mano, mi último lienzo. Seguro que con eso le haría mucho daño, seguro.
Abrí mi puerta y fui muy despacio y en silencio hasta el salón. Genial, la
puerta estaba abierta así no haría ningún ruido. Vi a lo lejos, sentado en el sofá,
una sombra y una forma. Mierda, olvidé, con las prisas, coger las gafas, no
veía nada. Aquella sombra parecía concentrada mirando algo, además hacía unos
ruidos extraños. Me acerqué hasta que estuve lo bastante cerca para golpearlo.
•
¡No te escaparás!-grité.
•
¡Aaaaah! ¿Quieres matarme del susto?- era
HyunJo, apenas le veía la cara.
•
¿Eras tú? Y yo sufriendo. Esto, ¿te has
resfriado? Te noto la voz algo tomada.- seguía sin verlo.
•
¿Eh? Deee.
•
Déjame tomarte la temperatura.
•
Anny, gwenchanha.
No le hice
caso y busqué su cara con mis manos.
•
Omo, ¿estás sudando? Tu temperatura parece
normal. - toqué de nuevo sus mofletes.- HyunJo de casualidad....
Y sin
poder terminar la frase HyunJo se abalanzó sobre mí y me abrazó posando su
cabeza en mi hombro. Inconscientemente comencé a darle palmaditas en la espalda
y a acariciarle la cabeza. Ahora comprendía los extraños ruidos.
•
G-o-o-ma-w-o-o. Hice lo correcto.
•
Dee
Continué
junto a él, en silencio, dándoles ligeras palmaditas como una madre da a su
hijo hasta que sus lágrimas se secaron y se quedó durmiendo en mi regazo.
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